Matices… Café con sabor a patria

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Matices… Café con sabor a patria

Miércoles, 13 Septiembre 2017 04:32 Escrito por 

Es parte de mis costumbres iniciar el día con un café, aunque hace mucho perdí la bonita tradición de sentarme a la mesa y esperar a que con la ebullición estallara su aroma. Los tiempos que corren, nos han hecho aprender a tomar café mientras caminamos, mientras manejamos, mientras nos conectamos. Es más, ya no sabemos si lo que realmente tomamos es café, lo que sí, es que vamos incorporándonos a nuestra cotidianidad con cada sorbo.

Mientras esperaba a que me dieran mi café, vi una hojaldra, mejor dicho, un pan de muerto. —Es septiembre, pensé en voz alta, aún no llegan las fiestas patrias. El chico que me atendía respondió: —pronto nos invadirá todo lo de navidad.  

Es cierto que vivimos en una sociedad de consumo, en donde los elementos de nuestra identidad también se ven trastocados, nuestros símbolos de identidad no sólo generan tendencia, responden a la ley de la oferta y la demanda. Me he escuchado y les he escuchado renegar de ello, luego reflexiono: si se descontextualizan es porque nosotros también nos hemos descontextualizado de a poco. Hay una vida cotidiana que responde a las pautas del mercado.

En estos días las calles están inundadas de alegorías: banderitas de todos los tamaños, silbatos, sombreros, bigotes; estamos listos para sacar de nuestro guardarropa algo para asistir a la noche mexicana y gritar los “vivas” al unísono. No faltarán el tequila, mezcal, pozole, las tostadas o los chiles en nogada, para reafirmar la riqueza de nuestra cultura y de nuestras tradiciones.

Me preguntaba, si todo ello lo contextualizamos de la mano con lo que representa la conmemoración de la Independencia de México y su respectiva definición como Estado-Nación a lo largo del siglo XIX. Me preguntaba si cuando hablamos de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Ignacio Allende y Vicente Guerrero, hemos logrado resignificar la historia oficial, incorporando como corresponde la participación de Josefa Ortiz de Domínguez y Leona Vicario, como parte de quienes nos dieron patria y libertad.  

Me preguntaba ¿qué es la Patria? ¿Qué le representa?: ¿la bandera?, ¿el escudo?, ¿el himno nacional? Un sismo de una magnitud histórica, con epicentro en el sureste mexicano, me dio parte de la respuesta.

A través de las redes sociales, circuló una fotografía que muestra la bandera mexicana izada sobre los escombros del palacio municipal de Juchitán, Oaxaca. Una imagen impactante y conmovedora, que al tiempo que mostraba el dolor y la tragedia, impregnaba la esperanza de una patria viva, que puede ponerse de pie aun entre sus ruinas.

El actuar de este juchiteco no tuvo como propósito erizarnos la piel ni adelantar la conmemoración del mes patrio. Sin proponérselo, a muchos nos remitió al principio de todo, a la necesidad de volver a las cosas sencillas y profundas de la vida, aparentes nimiedades que son las que nos sostienen de pie. Encontrarnos más críticos, más empáticos, menos indiferentes, más solidarios en nuestra relación con los otros; reconocernos verdaderamente en nuestra diversidad como parte de un todo que es México. Eso es patriótico.

Una manera de hacer patria es incorporar en nuestra cotidianidad, el consumo de productos derivados del esfuerzo y el trabajo de nuestros artesanos y campesinos. Escribo, mientras sorbo un delicioso café de nuestro sur, con olor a historia y con sabor a patria.

¡Viva México!, ¡que la patria somos todos!

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Ivett Tinoco García

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