Lo que para muchos de nosotros es una desgracia, para ellos fue una oportunidad de recuperar su libertad. Hoy hemos sido los humanos los que hemos tenido que escondernos mientras animales en peligro o que se creían extintos han regresado para reclamar lo que es suyo, lo que un día la humanidad les arrebató por comodidad o avaricia.
La madre tierra parece querer demostrarnos que el planeta está mejor sin nosotros, pero nos ofrece una segunda oportunidad haciendo conciencia y aprendiendo a respetar nuestro hogar, del que sólo somos invitados.
Águila de cola blanca. Tuvieron que pasar 240 años para ver a esta impresionante ave en el cielo de Inglaterra, pues el águila de cola blanca había desaparecido desde el siglo XVIII debido a la caza furtiva. Esta ave recolectora cuyas alas extendidas miden hasta 2.5 metros, también era cruelmente envenenada por razones desconocidas. Durante la cuarentena obligatoria, dos importantes fundaciones de Inglaterra liberaron a seis bellos ejemplares para tratar de restablecer a esta impresionante especie en la vida salvaje.
Lobo gris. El confinamiento en Francia le regresó la libertad a este bello ejemplar, una especie que se consideraba extinta desde hace cien años. Durante décadas este espécimen fue víctima de la caza indiscriminada por parte de los granjeros franceses, buscando proteger al ganado de los salvajes depredadores. Afortunadamente hoy sabemos que el lobo gris continúa vagando por los bosques de Europa.
Abeja azul. Su extraño color azul metálico impresiona a la comunidad científica desde el año 2011, cuando este pequeño insecto fue estudiado con mayor detalle en Florida, Estados Unidos. A pesar de las investigaciones y los esfuerzos de encontrarla nuevamente, la abeja azul había desaparecido de Estados Unidos cuatro años atrás. Hasta que un investigador del Museo de Historia Natural de Florida se encontró nuevamente con esta especie en plena cuarentena. Así que ahora muchos científicos estadounidenses tienen como principal tarea encontrar la relación entre la abeja azul y la conservación de nuestro planeta
Leopardo de las nieves. Este depredador está en peligro de extinción, de acuerdo al programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente únicamente quedan entre 4 mil y 7 mil quinientos ejemplares. Esta bella criatura se está quedando sin hogar por culpa del ser humano, pues su hábitat natural desaparece poco a poco a causa del calentamiento global por lo que este felino ha tenido que esconderse en las montañas de China, Rusia y la India para escapar de los cazadores furtivos que buscan comercializar su hermoso pelaje en el mercado negro. Durante el mes de marzo un importante biólogo ruso logró fotografiar un bello leopardo hembra en el parque nacional Sailugem, todo un logro para la comunidad científica.
Tortuga Laúd. Esta extraña y gigantesca tortuga supera los dos metros de largo y pesa hasta media tonelada, pero a pesar de su resistencia y duro caparazón que la protege de los depredadores ha sido víctima de la terrible contaminación de los océanos, también su carne ha sido comercializada de forma ilegal, y por si no fuera poco, el calentamiento global y las altas temperaturas amenazan constantemente su vida. Durante la cuarentena, esta especie que habita en las playas de México, Brasil y Costa Rica recuperó su hogar gracias a la falta de turistas en las playas, pues una de ellas puso 112 huevos cerca de una zona de hoteles en Cancún.
Zorro de fuego. Llamado así porque su pelaje cuenta con hermosos tonos rojizos, destellos blancos y su afilado hocico es color negro cenizo. Los cazadores furtivos lo han puesto al punto de la extinción, por lo que únicamente podía ser admirado en cautiverio. Cuando su principal depredador tuvo que permanecer en cuarentena, el zorro de fuego salió nuevamente al mundo, y afortunadamente lograron fotografiarlo cerca de la provincia de Terranova en Canadá.
Si algo nos demostró el Covid-19 es que no estamos solos, que debemos respetar a cada especie, pues los animales únicamente quieren recuperar su lugar en el planeta, lugar que por derecho les pertenece. Después de todo, el Covid-19 también nos ha dejado cosas buenas.