Hay una serie de eventos en los que cada vez más jóvenes se reúnen a beber alcohol, por diversión o por ser incluidos en un grupo, pero a medida que pasa el tiempo, la edad de inicio ha descendido. Ante esta situación, las medidas para detener el inicio de esta actividad se han reforzado, pues parece que se han olvidado de los daños en el cuerpo.
Señales que indican que ya es tiempo de ir con el psiquiatra
Un estudio realizado durante el año 2021, arrojó que un 78.7% de los adolescentes comienza a ingerir alcohol entre los 12 y los 15 años de edad, siendo la de mayor indicador de inicio los 14 años, seguido por los 15 y los 13. Estos datos son de preocuparse y sobre todo ocuparse, inclusive se registraron casos de inicio en edades aún más tempranas, lo que es extremadamente peligroso.
Las consecuencias que pueden sufrir un adolescente o un niño, a partir de una borrachera son verdaderamente graves, más que las repercusiones que puede sufrir un adulto. El desarrollo cerebral finaliza a los 21 años, y la ingesta de cualquier sustancia psicoactiva detiene el desarrollo normal, afectando la capacidad crítica del pensamiento, que es lo último que se termina de formar en un adolescente.
La modalidad de los jóvenes es consumir mucho alcohol de alta graduación en pocas horas, para emborracharse más rápido, al no darle tiempo al hígado de metabolizar estas cantidades, aumentan los niveles de sustancia en sangre, y corren el riesgo de provocarse una alcoholemia, provocando daños en el sistema nervioso central, llegando a un coma etílico.
La mayoría de los adolescentes dice comenzar a beber por diversión, para desinhibirse, no sentir vergüenza, y por el sabor, aunque el motivo que prevalece está vinculado a la cuestión social, pues lo amigos que beben, suelen arrastrar a los que no lo tienen contemplado. Esto más la carga publicitaria que asocia al alcohol con el éxito, relaciones sociales, amistad, y modelos estéticos.
