Cuando hablamos de Desarrollo Político se vienen a la mente una inmensidad de ideas: figuran palabras clave como democracia, instituciones, cultura política, cultura de la legalidad, estado de derecho, entre muchos conceptos más. No obstante, hay poca claridad sobre este tema tan importante para la vida institucional de los países y poco se ha relacionado con la idea de bienestar social.
Es justo en este contexto donde surge un nuevo concepto que viene a fusionar el Desarrollo Político con Desarrollo Social y Desarrollo Económico: el impulso de la Prosperidad Incluyente. En este sentido, con el objetivo de abordar de lleno esta último concepto, debemos tener claridad sobre los tres primeros.
En primer lugar ¿Qué es el Desarrollo Político? Existen un sinnúmero de estudios y diversos abordajes que se han presentado en el mundo académico y gubernamental, por lo que no existe un consenso que defina el concepto de una sola manera; sin embargo, sí podemos identificar elementos comunes que nos permiten ver al Desarrollo Político como un proceso inacabado que se nutre de elementos sociales y coyunturales encaminados a fortalecer la vida democrática, la eficiencia gubernamental y la inclusión de la sociedad en la toma de decisiones públicas.
Con base en los elementos previamente vertidos podemos encuadrar una definición general de Desarrollo Político: como el proceso de mejoramiento de los regímenes políticos, de las formas de convivencia de una sociedad y de la obtención de libertades y bienestar social; se logra con el fortalecimiento de las instituciones públicas, la eficacia gubernamental, el fortalecimiento de la cultura política y el respeto de los derechos humanos.
En segundo lugar, la Organización de las Naciones Unidas conjuga los conceptos Desarrollo Económico y Desarrollo Social abordándolo como Desarrollo Económico Sostenible, que se refiere a crear las condiciones necesarias para que las personas accedan a empleos de calidad, estimulando la economía sin dañar el medio ambiente; asimismo, se busca propiciar la productividad laboral, la reducción de la tasa de desempleo y la mejora de acceso a los servicios financieros para gestionar ingresos, acumular activos y realizar inversiones productivas.
Finalmente, la importancia de profundizar en el termino de Prosperidad Incluyente; como un gran reto que debe desarrollarse en la sociedad a partir del fortalecer de los mecanismos públicos para que todos participen activamente en la construcción de ciudadanía organizada; es decir, mediante el seguimiento de causas que nos lleven a fortalecer nuestro entorno, tener una mejor sociedad que con acciones concretas marquemos la diferencia.
Necesitamos crear Prosperidad Incluyente, logrando la apropiación de lo político: que la sociedad no perciba a las instituciones públicas alejadas de los intereses comunes, sino como entes catalizadores del interés ciudadano, que saben y pueden resolver las necesidades y los problemas sociales.
Por último, las instituciones públicas debemos tener como tarea impulsar una sinergia permanente, entre lo público, lo privado y lo gubernamental, generando puentes de comunicación con procesos de gestión y acción pública que beneficie a toda la población y que nos lleven a generar un círculo virtuoso para el Desarrollo Político donde confluyan mayores condiciones de igualdad social, alta dosis de libertades personales y mejores condiciones de seguridad económica.