Desorden, recursos del erario agotados, injusticia en el otorgamiento de empleos y promoción de los “favoritos”, toma de decisiones corrompida, impopularidad y debilidad del gobierno, ausencia de un plan elaborado por un ministerio “ilustrado y vigoroso” y abandono de las obligaciones y deberes de la autoridad, son algunos de los problemas de México… en la primera década de la época independiente, entre 1821 y 1832.
Uno de los pensadores mexicanos más reconocidos en el campo de la ciencia de la administración, Simón Tadeo Ortiz de Ayala, nacido en 1788 en el Valle de la Mascota, Nueva Galicia (hoy Jalisco), advirtió la condición que enfrentaba nuestro país y los problemas centrales de ese momento. Muy similares –tristemente- a los que vivimos ahora.
En una de sus obras más importantes: “México considerado como una nación independiente y libre, o sean algunas indicaciones sobre los deberes más esenciales de los mexicanos”, escrita en 1832, analizó los problemas existentes, luego de que se logró la independencia de la corona española en 1821. En aquel momento, Ortiz de Ayala planteó los ejes de lo que denominó: “Plan de desarrollo económico, social y administrativo” de México.
Ahora que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, envió al Congreso de la Unión el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024, reafirmó las prioridades del “nuevo” gobierno federal y las formas en las cuales pretenden alcanzar las metas previstas, como por ejemplo un crecimiento económico de hasta 6 por ciento, con un promedio anual de 4 por ciento.
En su momento, Ortiz de Ayala advirtió las causas del no desarrollo de México luego de su independencia, y genera preocupación observar que a 198 años de distancia, seguimos viviendo los mismos problemas de aquella época, como por ejemplo: el atraso físico y moral del pueblo, vicios en la legislación (que en aquella época era la española), falta de principios que provocaban ambición y provecho de la “causa pública”, pretensiones personales, falta de cálculo y presencia de caudillos, por mencionar algunos.
Este miércoles, en un mensaje que dio a conocer en redes sociales, el presidente López Obrador enfatizó que el nuevo PND surge del pensamiento liberal de los hermanos Flores Magón, publicado en 1906, el cual –dijo- debería ser lectura obligada para quienes “fueron influenciados por el pensamiento neoliberal, que les trabajaron la mente, que les lavaron el cerebro, para decirlo coloquialmente”.
El presidente aseguró que hemos iniciado un periodo llamado “postneoliberalismo” en el que la prioridad no será solamente el crecimiento económico, sino la redistribución del ingreso como auténtico motor del desarrollo, además de combatir la impunidad y promover la creación de empleos. Es así que se plantea disciplina fiscal, cese del endeudamiento, respeto a las decisiones autónomas del Banco de México, creación de empleos, fortalecimiento del mercado interno, impulso al agro, la investigación, la ciencia y la educación.
Es un formato diferente a los anteriores, el documento define 12 ejes o principios para el PND: Honradez y honestidad; No al gobierno rico con pueblo pobre; Nada al margen de la Ley, por encima de la ley, nadie; Economía para el bienestar; El mercado no sustituye al Estado; Por el bien de todos, primero los pobres; No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera; No hay paz sin justicia; El derecho al respeto ajeno es la paz; No más migración por hambre y violencia; Democracia significa el poder el pueblo, y Ética, libertad y confianza.
Es claro que el presidente ha reiterado su forma –subrayo SU forma- de gobierno, con un sentido más social y significa un giro de 180 grados, con respecto al modelo que se operó los últimos 40 años en el país, pero esperemos –por el bienestar de todos- que no ocurra lo que identificó aquel pensador mexicano, Simón Tadeo Ortiz de Ayala, como causa del atraso que persistió entre 1821 y 1832: “todo ha quedado, como por desgracia sucede entre nosotros a cada paso, en proyectos”.
PERCEPCIÓN
El sector empresarial del Estado de México se enfila a un proceso de renovación y reconformación de liderazgos, con el relevo en el Consejo de Cámaras y Asociaciones Empresariales del Estado de México (Concaem), que ha dirigido -con energía, valor y talento- María de Lourdes Medina Ortega. Más allá de las grillas, en estos tiempos se requiere una cabeza que sea lo suficientemente fría, estratégica y conocedora de los problemas que viven los empresarios. Los apellidos ya no alcanzan y se necesita gente que sepa operar “en tierra” y sumar.
Twitter: @RJoyaC
