Siendo muy joven descubrí hacia donde iba mi vocación y, con ello, pude pronto responder a la infinita pregunta de la niñez ¿qué quieres ser cuando seas grande? La respuesta un tanto amplia, pero a la vez muy clara era, “quiero ayudar a las personas”. Fue así como en el estudio de la ciencia política y la administración pública encontré mi carrera profesional que me ha llevado durante toda mi vida por los caminos de la política y el servicio público.
Mi primera oportunidad laboral, la encontré en el H. Ayuntamiento de Toluca, y como la mayoría de quienes iniciamos en la administración pública fue desde abajo, como secretario auxiliar. Desde este primer momento valoré y gradecí uno de los principios clave de la administración pública: la meritocracia. Así, a partir de mis propias capacidades, habilidades y aptitudes tuve la oportunidad de abrirme brecha y abonar a la entrega de mejores resultados. A la fecha reconocer el mérito de quienes laboran en la dependencia a mi cargo, sigue siendo mi carta de navegación para reconocer, valorar y promover a los mejores funcionarios.
¿Qué es el servicio público en México? Somos una formidable porción de la sociedad, más de dos millones de mexicanos que damos forma a la burocracia, diseminados a lo largo y ancho del territorio nacional, entre los órdenes de gobierno federal, estatal y municipal. Somos profesionales de los poderes de la unión: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Todos trabajando bajo un objetivo común: velar por los asuntos del Estado, garantizando que los mexicanos vivamos bajo condiciones dignas y prósperas.
Somos una fuerza transformadora compuesta por abogados, ingenieros, médicos, enfermeras, maestros, analistas, arquitectos, contadores públicos, administradores, comunicólogos, psicólogos, entre muchos otros profesionistas más, que cada día cuentan con un mayor nivel de especialización. Nuestro trabajo responde a las necesidades colectivas que deben ser atendidas y garantizadas, como la salud, la educación, la seguridad, la infraestructura y los servicios públicos que de éstos se derivan.
De esta forma, cuando los servidores públicos estructuramos eficientemente nuestro conocimiento, experiencia y habilidades, en torno a políticas públicas, programas de gobierno y acciones, logramos acrecentar el bienestar de los mexicanos. Por eso estamos obligados a ser la vía que por excelencia dé rumbo y cohesión a la sociedad, a fomentar el bienestar colectivo, a salvaguardar la estabilidad económica y a fortalecer nuestra cultura nacional.
Servir es un acto que enaltece a quien lo hace y llena de satisfacción al ser humano, al exaltar el valor de la solidaridad. Aún mayor es la satisfacción de los actos derivados del servicio público, porque implican responsabilidad y compromiso social. Cuando tomamos decisiones como servidores públicos estamos conscientes de que nuestras acciones impactarán en la calidad de vida de miles o millones de nuestros conciudadanos.
El servicio público es un campo del desarrollo profesional, que requiere de amplios conocimientos y de gran sentido de responsabilidad social, política y administrativa La administración pública se estructura forzosamente por un bagaje interdisciplinario; todo bajo comportamientos y principios como la autoridad, el honor, la virtud, el sentido de pertenencia, la igualdad de oportunidades, la imparcialidad y la legalidad.
Desafortunadamente, no se puede negar que hay servidores públicos que con sus actos de ambición, complicidad, desorden, desenfreno, deslealtad e ineptitud, afectan la imagen de la importante función pública entregada al país. De aquí la importancia de la formación ética de los servidores públicos y de la aplicación de la ley para garantizar que su desempeño sea íntegro, para formar reputación, prestigio y honor, a fin de gozar de credibilidad y confianza frente a la ciudadanía.
Una sólida formación ética debe comenzar desde el seno familiar, continuar en el sector educativo y estar presente a lo largo de toda la trayectoria laboral, sólo así ha de evolucionarse a un estadio superior de desarrollo humano y social.
Entre otros aspectos de relevancia, los servidores públicos debemos guardar lealtad institucional, trabajar siempre en favor de intereses colectivos, promover el acceso de los ciudadanos a sus derechos fundamentales; todo ello sintiendo orgullo en el servicio público, motivado en mejorar nuestra formación profesional y asumiéndonos como auténticos representantes de los intereses públicos. Desde este medio, invito a reconocer el quehacer público e interesarse por la importante labor que realizamos los servidores públicos. Es imperativo para nuestra nación el respeto y unidad de los mexicanos que eleve nuestra condición de vida.