Casa Barbabosa López, Sánchez Colín y Sánchez Fabela

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Casa Barbabosa López, Sánchez Colín y Sánchez Fabela

Jueves, 22 Agosto 2019 00:08 Escrito por 

Historias de Familia:

Casa Barbabosa López, Sánchez Colín y Sánchez Fabela.

En 1951, la familia Barbabosa, siendo electo gobernador del Estado de México el ingeniero Salvador Sánchez Colín –para el sexenio comprendido entre el 16 de Septiembre de 1951 al 15 de Septiembre de 1957–, le vende la casa al ingeniero. Dicho inmueble se ubica en las calles de González Arratia esquina con Independencia, en la Colonia Reforma, y data del siglo XIX.

La familia Barbabosa, además de ser dueña de las Haciendas de Atengo o Atenco y la de San Diego de los Padres, vende el inmueble al ingeniero Salvador Sánchez Colín, porque en breve se convertiría en el Gobernador Constitucional del Estado (en esta época no existía la casa Estado de México, hasta que fue construida en la administración del profesor Carlos Hank González). La remodelación corrió a cargo de Manuel Barbabosa López, hijo de Rafael Barbabosa, propietario de la casa.

Entre las adecuaciones que se le realizaron fueron, básicamente, modernizarla de acuerdo a la arquitectura de los años 50`s y a las necesidades de una casa gubernamental. Y a pesar de los años transcurridos, se respetaron los detalles originales que aún siguen vigentes.

Al concluir su administración, en 1957, Sánchez Colín se la vende a la familia Sánchez Fabela, quienes vivieron como familia hasta 1998, año en que falleció don Jesús Sánchez Sánchez, propietario de la Ford Sánchez, quien años atrás había contraído matrimonio con doña Luisa Fabela Gutiérrez. Procrearon a sus hijos de nombres: José Luis (qepd), casado con Ana Rivera; Margarita (qepd), casada con Guillermo Carrillo (qepd);  Guillermo (qepd), casado con Erika Warnke; Germán (qepd), casado con Musy Echeverri; Carlos, casado con Cristina Gasca; Esperanza, casada con Antonio Benedetto; Alicia, casada con Ricardo Mondragón (qepd); Roberto, casado con Soledad Álvarez, y María Eugenia, casada con Vicente Guadarrama (el buen Chente).

La decisión de mudarse a esta casa fue por la salud de doña Luisa, pues desde temprana edad le diagnosticaron diabetes. No obstante, desde que llegó a vivir al inmueble, su actividad, hasta el año de su fallecimiento,  –2003– fue arreglar los jardines, lo que provocaba la curiosidad de las alumnas de la escuela Normal, hoy Benemérita y Centenaria Escuela Normal para Profesores.

A la muerte de don Jesús Sánchez y su señora esposa, los hijos compartieron la casa y compraron a los vecinos los terrenos anexos. Hoy en día la casa está dividida en dos, de las que una parte se vendió años después y la otra se rentó para poner en marcha un restaurante. Guillermo, hijo de don Jesús, les mostró los planos de la casa, que mide cerca de siete mil metros cuadrados, y el requisito para rentarla era que se conservara tal y como estaba la arquitectura, incluso pisos y puertas siguen siendo los mismos de hace más de 70 años.

Por otro lado, a pesar de que don Jesús Sánchez Sánchez nunca negó ni aceptó que hubiera un compadrazgo con Henry Ford, mucha gente de Toluca lo da por un hecho. De acuerdo con Don Guillermo Sánchez Fabela (qepd), con quien realmente tuvieron relación fue con Adrián Rene Lajous Nelson, ingeniero y primer vicepresidente Ford Motor Co. en México, quien fue el contacto para la apertura de la franquicia en Toluca, entre 1928 y 1930, pues la familia Sánchez ya estaba dentro del negocio automotriz con distintas marcas como Maxwell, Hudson y otras más.

Guillermo dejó en claro que la amistad nunca fue con Henry Ford, a él lo conocieron muchos años después. Sin embargo, empleados de la empresa estaban convencidos de que existía desde un principio muy buena relación.

Como en ese entonces nadie compraba automóviles, porque no había carreteras, inició el servicio público. La primera ruta fue de la Estación del tren al Gran Hotel. Estos fueron los primeros servicios que hubo y después llegaron al lavado, la venta de gasolina, el aceite, llantas y todos los accesorios necesarios para un vehículo. Por esta razón el negocio creció una vez que introdujeron la franquicia, etapa prospera para el país, estado y nuestra Toluca, donde a los hermanos Sánchez les fue bien porque, aunada a la experiencia en el negocio automotriz, también les ayudó el supuesto “compadrazgo con Henry Ford”.

Curiosamente, la gente adinerada (hacendados) en esos años, teniendo la capacidad para comprar sus autos al contado, prefería adquirirlos en pagos. Claro que había una razón de fondo: “si el ingreso anual depende de la agricultura y es un mal año no habrá dinero”; por esa razón decidían comprar a plazos.

Dato muy especial de la casa, es que, cuando el ingeniero Salvador Sánchez Colín decide comprar el inmueble, había libertad de uso de suelo, no había tanto papeleo en las oficinas de Catastro, además de no existir el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Sin embargo, con el paso del tiempo se registraron varios edificios de la ciudad, entre ellos la fachada de la casa ubicada en González Arratia e Independencia, con el número 301, en la Colonia Reforma.

De acuerdo con lo comentado por Guillermo Sánchez, se involucró en la declaratoria del INAH cuando el Poder Judicial de la Federación y la Cámara de la Industria de la Construcción, dos clientes potenciales, quisieron rentar el inmueble y fueron los constructores los que se mostraron más interesados en que la fachada y el domo, que da al pasillo principal de la casa, se conservaran para considerarse dentro del catálogo del INAH como patrimonio cultural, así como para la exención del impuesto predial.

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Gerardo R. Ozuna

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