Estamos viviendo una crisis de salud sin precedente en la historia moderna, con efectos en la manera en que nos relacionamos socialmente y naturales consecuencias en la forma en que los servidores públicos hemos atendido a la ciudadanía.
Han pasado poco más de dos meses desde que la mayoría de los servidores públicos de todo el país comenzamos a trabajar desde casa. La decisión la tomaron cada uno de los titulares de los diferentes Órdenes de Gobierno y Poderes de la Unión, de acuerdo con su propio marco de competencia. La premisa fue una misma: “cuidar todos de todos”. La indicación fue remitirnos a nuestros hogares con la finalidad de evitar contagios por Covid-19.
Somos un sector de la sociedad que tiene la oportunidad de asumir con responsabilidad las indicaciones de las autoridades sanitarias, entendemos a conciencia y con empatía que otros sectores de la población, por la propia realidad socioeconómica nacional, no han podido asumir al cien por ciento las mismas acciones.
Es de particular relevancia mencionar que el universo de servidores públicos en el país es amplísimo, de acuerdo con datos reportados por el INEGI en un comunicado de 2018, durante el “Día de la Administración Pública” (23 de junio), señalaba que somos más de 4.2 millones de servidores públicos trabajando en las diferentes instituciones públicas de México; de estos el 39% laboraba en el ámbito federal y el 61% en las administraciones estatales.
Así de vasto es el número de trabajadores en la administración pública, de este mismo tamaño es nuestra responsabilidad para atenuar la curva de contagios por Covid-19; de la misma magnitud son los escenarios que cada servidor público enfrenta desde su propia individualidad.
Los desafíos que implica el trabajo desde casa son nuevos para gran parte de nosotros, el saber balancearlo con la vida familiar ha venido a crear nuevos esquemas de convivencia, responsabilidades, manejo de tiempos y espacios. Nuestra oficina se ha mudado a la sala de nuestra casa, a nuestro comedor, a nuestra recámara.
Aunado a ello, quienes son madres y padres de familia de niños y jóvenes en edad escolar, han tenido que aprender y hacer un esfuerzo extraordinario por hacer un uso eficiente del tiempo. A organizar los horarios en que los estudiantes deben tomar clases en línea, al tiempo de atender juntas y reportes en videollamadas, largas jornadas frente a las computadoras; y en buena parte de los casos, atender labores propias del hogar, convertirnos en entrenadores personales para mantener activos y ocupados a los miembros del hogar, con todo esto encima, mantener una motivación constante para conservar el equilibrio emocional y ser productivos.
La pandemia ha generado un nuevo contexto para el servidor público y la administración pública. Desde la esfera personal administrativa se ha reafirmado el trabajo en equipo y elevado la responsabilidad del funcionario a través de tareas específicas. La nueva dinámica de la administración pública ha generado una revaloración de la funcionalidad del servidor público en cada una de las dependencias con base en el reto de trabajar sobre resultados.
Las nuevas tecnologías de la información están revolucionando el servicio público. Nos han hecho más proactivos, más autodidactas, más empáticos y más responsables. Esto a la larga nos beneficiará, puesto que seremos más receptivos a los cambios y experimentaremos una mejora continua. La tecnología permite una comunicación constante con los equipos de trabajo para planear, ejecutar y evaluar las actividades para seguir dando resultados frente a las nuevas realidades y demandas de la sociedad.
Mención especial requiere un sector de la administración pública que, por su relevancia y aporte a las exigencias sociales, no les es posible laborar a distancia: como lo son los servicios de seguridad y protección civil, servicios públicos, administración de comercios y, por supuesto, los grandes héroes quienes laboran en las tareas sanitarias para enfrentar en cada segundo esta pandemia. Todos nuestros compañeros operan bajo los estándares de prevención sugeridas por las instituciones de salud, pero aún más relevante, dando el corazón por México.
Paralelamente, una de las principales tareas implementadas por las distintas dependencias públicas es comunicar permanentemente a la ciudadanía; para ello, se han construido canales y plataformas digitales que den confianza y la sensación de cercanía al ciudadano para la atención de sus dudas, demandas y necesidades. Asimismo, hemos logrado generar cadenas de valor para ayudar a quienes más lo necesitan, la intención es clara: revalorar nuestra vocación de servicio.
Reconozco la responsabilidad y convicción del servidor público para quedarse en casa. Debemos estar claros que al retomar nuestras actividades presenciales, estamos obligados a ser personas más conscientes, con una visión diferente del entorno, ejerceremos una ciudadanía más participativa, y seguiremos trabajando desde la administración pública con nuevos bríos habiendo conocido desde sus entrañas la importancia de velar por el bienestar colectivo y lo más importante, por las tareas de prevención.
