El contraste entre información gubernamental y opiniones expertas han aumentado la incertidumbre para la sociedad en cuanto a los avances y situación de la pandemia en nuestro territorio. No conocemos con certeza como vamos y en que dirección nos movemos. Es evidente que las cifras oficiales muestran aumentos en contagios diarios con respecto a los meses de abril y mayo, por lo cual resulta incongruente y confusa la narrativa y la prisa por comenzar la apertura y cambiar los semáforos si, con miles de contagios menos al día, el país se mantenía en confinamiento total.
El gobierno debe comunicar para cuidar a la población y hacer accesible la información necesaria que promueva la adopción de las medidas necesarias desde la ciudadanía.
Como pueblo seamos conscientes, aún hay quienes entienden el confinamiento como una cuestión de miedo a la enfermedad, cuando en realidad se trata de evitar la saturación y el desborde del sistema sanitario. Hay sectores de la sociedad que, pudiendo mantenerse en casa, se están relajando sin comprender lo delicado de la situación. Está en las entidades del Estado comunicar con mayor congruencia y en la sociedad asumir nuestras responsabilidades.
Los errores de comunicación no han sido únicamente mostrar a la clase política apresurada por la reactivación económica a costa de la salud de millones, también se ha basado en diversos mensajes menospreciando medidas claves como el uso del cubre bocas e incluso a la pandemia en si misma.
También se ha caído en declaraciones apresuradas de victoria, asegurando haber controlado la pandemia cuando, evidentemente, hay una distancia considerable por recorrer para tener dominio sobre la situación. Estas equivocaciones e irresponsables declaraciones han llevado a un incremento considerable de la movilidad durante el último mes, y como consecuencia los contagios han rebasado la marca de los 5,000 diarios. Se tienen que ofrecer apoyos económicos a los sectores vulnerables y a quienes perdieron su trabajo para procurarles facilidades para desarrollarse y mantener el confinamiento, pero de igual manera se deben incorporar sanciones para quienes no respeten las medidas esenciales y así conseguir la constante disminución de contagios y hospitalizaciones.
Sumado a lo anterior, existe una evidente prisa de gobernadores y gobierno federal por reactivar la economía. No hay condiciones para abrir si estamos en la faceta de más contagios diarios y, además, si no están las circunstancias dadas para la reapertura es en gran medida, por las negligencias en los distintos órdenes de gobierno para manejar esta crisis. No se ha hecho lo suficiente, y evidentemente la economía lo ha resentido.
Pero, el panorama actual producto de semanas de errores llevará a uno mucho mayor: cambiar semáforos y levantar confinamiento sin control para, potencialmente, agudizar el problema en cuestión de semanas. Tal y como se agudizó cuando se optó por anunciar la conclusión de la “Jornada Nacional de Sana Distancia”.
El panorama es por demás complejo y las equivocaciones del pasado postergan nuestra reincorporación, pero, mucho peor que enfocarnos en lo que se ha dejado de hacer es evitar escuchar otras opiniones, aprender de los errores, buscar respuestas en otros casos a nivel mundial y corregir el rumbo. Como han apuntado técnicos y científicos a nivel mundial, el uso del cubre bocas debe ser recomendado y las autoridades deben de poner el ejemplo; también, multiplicar el número de pruebas y el rastreo de contagios es crucial para monitorear, en un territorio tan grande como el nuestro, donde hay brotes para cerrar únicamente por zonas sin paralizar a todo el país. Hoy por hoy, nos queda como sociedad mantener la distancia y el confinamiento hasta que haya un claro descenso en el número de contagios diarios.
Será irresponsable de las autoridades invitar a una reincorporación si todavía no hay indicios de un control verdadero.
