Semana a semana, los mexicanos observamos la evolución sanitaria y sus consecuencias sociales, económicas y hasta políticas. México, a cuatro meses de su primer caso, no ha podio controlar los contagios y las hospitalizaciones causadas por la pandemia y, además, parece incrementarse la irresponsabilidad al comunicarse reaperturas que no tienen ningún sentido cuando, teniendo 4,000 casos diarios menos en promedio, se mantenía el confinamiento total. Los gobiernos locales, estatales y federal están despreciando las medidas, recomendaciones y acciones realizadas por todas las naciones que consiguieron salir rápido de la crisis y, por el contrario, están ejecutando exactamente todo lo que ha desatado profundas dificultades para distintos países en economía y salubridad.
Desde el comienzo las medidas fueron insuficientes, se intentó sortear la crisis haciendo lo mínimo, sin implementar medidas a tiempo, subestimando el problema al perder semanas cruciales. No se decretó en ningún momento confinamiento obligatorio, no se cancelaron enormes proyectos para multiplicar apoyos económicos y sociales, se cometieron errores de comunicación enormemente irresponsables, se informó sobre la conclusión de la “jornada nacional de sana distancia” antes de tiempo y se disparó el número de enfermos, se despreció el rastreo de contagios y la implementación de más pruebas, no se le brindó información oportuna a la ciudadanía para aumentar los cuidados, se está ejecutando un sistema de semáforo que no transmite la delicadeza de la situación y se esta invitando a la inconsciencia e irresponsabilidad social, y, finalmente, el comienzo de las reaperturas se esta suscitando en el peor momento desde el inicio de la pandemia en México. Nuestras autoridades, en todos los niveles, parecen no entender ni aprender sobre la situación y prefieren la continuidad de sus errores en vez de rectificar y corregir para evitar exponer innecesariamente a los más vulnerables y profundizar la crisis económica,
Después de tres meses de errores continuos hoy, se esta cayendo en nuevas equivocaciones, afectando cada vez más a los millones de mexicanos en situación endeble. La obediencia de muchas autoridades municipales a empresarios de su región no sólo es un insulto a la investidura otorgada por la ciudadanía, también los obliga a actuar en contra de la vida de cientos de miles. No toman en cuenta a las mayorías para gobernar, pero si ceden decisiones importantes y delicadas a los grupos cercanos al poder. Deben ser responsable de toda la población, no sólo de un sector minoritario. No pueden actuar arriesgando a tantos mexicanos por pactos cupulares en los cuales no participan las mayorías que los eligieron, quienes además están en mayor riesgo y no se está velando por su bienestar y su salud.
Es inevitable pensar en las consecuencias sin continua la necedad en hacer las cosas basados en ocurrencias y no al conocimiento científico y las medidas implementadas internacionalmente. Si no se rectifica, muchas regiones de la nación podrían llegar a la saturación hospitalaria y la parálisis del sistema sanitario. Esto traería como consecuencia el alargamiento de la crisis económica y un regreso al confinamiento total. Es importante hacer un llamado a alcaldes, gobernadores y gobierno federal para defender la vida y la salud de los mexicanos, empezando por los más vulnerables. Mientras más demoren las medidas más tardará la reactivación económica. Observando la situación internacional y lo sucedido en cada país, es evidente que no hay atajos, y por ende lo que no se haga hoy se tendrá que hacer eventualmente para controlar la delicada coyuntura por la cual transitamos.