Juventud y participación política

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Juventud y participación política

Jueves, 13 Agosto 2020 00:06 Escrito por 
Juventud y participación política Prosperidad Política

Desde agosto de 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas designó al día 12 como la fecha Internacional de la Juventud; una celebración anual que busca promover el papel de la juventud como elemento esencial para los procesos de cambio. El marco de esta fecha debe impulsar a chicos y grandes a generar conciencia sobre los desafíos y problemas a los que este sector poblacional se enfrenta.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, el tema para este año 2020 se refiere al compromiso de la juventud por la acción mundial, con la finalidad de enfatizar cómo la participación activa de los jóvenes a nivel local, nacional y mundial puede fortalecer las instituciones nacionales y multilaterales; además de identificar cómo mejorar significativamente su representación e intervención directa en las instituciones políticas oficiales.

En el contexto nacional, de acuerdo con datos de la Encuesta de Jóvenes en México (2019) promovida por el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica, este sector presenta una deteriorada relación frente a las instituciones públicas. Este hecho se manifiesta en la desconexión y desilusión de los diferentes espacios sociales en los que la juventud se desenvuelve. Gran parte del público entrevistado en dicho ejercicio expresó no tener mucha confianza en empresas privadas, organizaciones religiosas, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos, medios de comunicación, sistema educativo, gobierno, fuerzas armadas, diputados, senadores, partidos políticos, ni en el presidente de la República.

Estos datos muestran que los jóvenes en su mayoría no confían en las instituciones. Datos que son parte de una realidad mundial. Ante ello, se percibe una separación general e insatisfacción de la ciudadanía frente a los sistemas políticos mundiales. Por tanto, resulta urgente que una de las tareas de las instituciones sea el fortalecimiento de mecanismos que generen sinergias entre los jóvenes y los gobiernos. Los resultados serán positivos para ambas partes, por un lado los jóvenes encontrarán o construirán nuevas formas de participar y, por otro lado, las instituciones gozarán de mayor legitimidad para actuar.

Desde este espacio de opinión he dejado clara mi fiel creencia de que todo sistema democrático debe promover y favorecer la participación ciudadana porque estoy convencido de que, a mayor involucramiento de la ciudadanía en los procesos políticos y sociales, más fuerte e integral será el sistema político nacional.

La participación política de la juventud resulta de especial importancia. De ahí la urgencia por conocer y entender cuáles son las opciones que tienen las y los jóvenes para influir o apoyar al gobierno en la resolución de los problemas públicos, más allá del ejercicio del voto. En este sentido, resulta relevante que la Encuesta de Jóvenes en México (2019) detectó como principales modos de participación política de la juventud mexicana votar en las elecciones con un 54.5%; estar al tanto de la información política que ofrecen los medios de comunicación con 21.9% y enviar o reenviar correos electrónicos o mensajes por redes sociales para acción política en un 20.4%. No obstante, estos datos muestran poca actividad y acción conjunta entre los jóvenes y los gobernantes, es decir, pareciera que su participación es pasiva.

Ante dicho contexto, puedo identificar dos premisas sobre la participación política de la juventud mexicana: un elevado porcentaje de este sector se involucra directamente en las elecciones de sus representantes, emitiendo su voto en las urnas; pero concluida la jornada electoral, transita al activismo digital, participación indirecta que se manifiesta a través de redes sociales y seguimiento a medios de comunicación.

Es necesario fortalecer las instituciones democráticas para garantizar procesos que incentiven a este sector a una acción colectiva más allá de las redes. Esto naturalmente llevará a incrementar la confianza ciudadana y elevar los índices de participación social, así como generar mecanismos más directos para influir verdaderamente en la cosa pública, y no únicamente como emisores de opiniones, sino como parte elemental del entramado institucional.

Paralelamente, las y los jóvenes deben tener a su disposición programas encaminados a prevenir, atender y resolver sus necesidades más apremiantes, con redes de apoyo y acompañamiento que les permitan ser ciudadanos críticos, propositivos y colaborativos.

En el marco de estas acciones preventivas y de fortalecimiento institucional, es recomendable retroalimentar la visión de la juventud mexicana, dentro del sistema político nacional y de todas las instituciones que la integran como elementos esenciales del desarrollo político y de la cultura democrática.

Estamos a 10 años de lograr los objetivos de la Agenda 2030, y estoy seguro que no podremos alcanzarlos sin la siempre nutritiva contribución de nuestras y nuestros jóvenes, así que promovamos su profesionalización, facilitemos su participación, confiemos en su dinamismo y abrámosles espacios que les permitan un desarrollo integral; nuestro presente y futuro está en sus manos.

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Jesús Izquierdo Rojas

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