«Es la economía, estúpido», fue una frase muy utilizada durante la campaña electoral de Clinton contra Bush en 1992. Hoy, en 2020, Biden podría ganar las elecciones por su diferente enfoque ante la pandemia.
La pandemia ciertamente ha cambiado las cosas no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Sin embargo, en cada país el giro político ha sido diferente y las medidas económicas adoptadas han sido distintas y con consecuencias diversas según la estrategia sanitaria seguida para combatir el CoVid-19.
Estados Unidos, a pesar de su liderazgo económico ha resultado el país más afectado debido a la insistencia del Presidente Trump en su estrategia de mayor apertura de la economía, que le ha restado eficacia al control de la epidemia. Caso similar es el de México, agravado por su débil economía desde antes de la pandemia.
El golpe ha sido, sin duda, brutal en todos sentidos. Pero el más importante tal vez sea, que ha aumentado el interés por la llamada genómica. Esta rama de la ciencia es la economía basada en la invención, desarrollo, generación y uso de productos y procesos basados en los genes que se conoce como bioeconomía o, más específicamente, economía genómica.
La economía genómica
La principal diferencia entre la genómica y la genética que estudia la herencia es que ésta examina el funcionamiento y la composición de un solo gen, mientras que la genómica aborda todos los genes y sus interrelaciones para identificar su influencia combinada en el crecimiento y desarrollo del organismo.
Desde que el código ADN fue descifrado en 1953 y en 2002 se completó el mapa del genoma humano, las empresas han trabajado en aplicaciones prácticas para mejorar tanto la calidad de los productos, como la productividad y disminuir errores en los procesos de fabricación.
En medicina, ya se puede saber con una prueba genética si un medicamento provocará una reacción alérgica o si una persona no es apta para cierto antihipertensivo. Hace unos años se completó el mapa del genoma de los mexicanos, donde se encontró que la población es más propensa a la hipertensión, al cáncer de mama y es menos receptiva a los antirretrovirales.
Los sistemas de identificación genómica también se utilizan en el monitoreo de especies y plagas invasivas, y la vigilancia microbiológica del medio ambiente, área que resulta prioritaria hoy a causa de la pandemia y deber serlo más en el futuro.
A pesar de los grandes avances en el sector, las instituciones insisten en que su desarrollo pleno requiere de la implementación de políticas coordinadas de los gobiernos, que estimulen y protejan cada uno de los pasos de la cadena de valor, desde la investigación y el desarrollo hasta la colocación de los productos en el mercado.
Simultáneamente, la OCDE trabaja en la generación de buenas prácticas que contribuyan a regular la participación de la genómica en la economía contemporánea y la implementación de nuevos modelos de participación del Estado que estimulen y normen su desarrollo.
Asimismo, destaca en la actualidad la importancia de diseñar una agenda de políticas públicas orientadas a favorecer la generación de beneficios sociales y ambientales.
Ya es tiempo de dejar atrás la estéril discusión polarizadora de si la razón de Mercado debe predominar sobre la Razón de Estado o viceversa y de que el Gobierno Mínimo es lo máximo para cualquier sociedad. Aunque compartan rasgos comunes la Economía Política es específica de cada país y la genómica también lo es.
Mientras más pronto encontremos la mezcla adecuada de honesta participación entre lo privado y lo público en cada país, más rápidamente saldremos de este problema en que nos ha metido la desigual globalización económica y social y más eficientemente se podrán controlar las virulentas anomalías biológicas que nos amenazan.
(Septiembre-2020)