Desde dónde se habla y el rechazo al “Ogro reloaded”

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Desde dónde se habla y el rechazo al “Ogro reloaded”

Domingo, 27 Septiembre 2020 10:40 Escrito por 
Desde dónde se habla y el rechazo al “Ogro reloaded” Los Sonámbulos

Cristiano converso, líder de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial e influido por la filosofía existencialista y humanista del danés Soren Kierkegaard y el pensamiento de Karl Marx (de éste no tanto por su peso intelectual como por circunstancias personales: su padre perdió su empleo tras el crac financiero y económico de 1929 en los Estados Unidos, según sus propias palabras), el filósofo, sociólogo, teólogo e historiador Jaques Ellul nunca rechazó filias y acercamientos con el anarquismo, el socialismo y el comunismo.

Como es de suponer, tampoco negó sus fobias por “la derecha (que) se ha convertido inevitablemente o en el grosero triunfo del híper capitalismo o en fascismo”.

Además, en materia de economía fue un decidido “decrecionista”, es decir, pugnó por “abandonar el objetivo del crecimiento económico por el crecimiento mismo” (propio de la escuela neoclásica y agudizado por el neoliberalismo), buscando así disminuir el consumo y la producción, respetando el clima, los ecosistemas y, principalmente, a las personas.

En su libro “Anarquía y Cristianismo” (editorial Jus, 2005, traducido por Javier Sicilia), Ellul recordó el reclamo de los estudiantes “del mayo francés” (1968) para que se dijera “desde dónde se habla”; para esa obra lo hizo, evitando subterfugios de carácter propagandístico. De manera transparente dio un paso al frente para expresar sus simpatías o adhesiones ideológicas o religiosas, así como las respectivas renuncias a ellas (sólo se quedó con su fe cristiana, sus investigaciones y su cátedra de historia).

No muchos pueden o quieren hacer eso, como prueba el debate (o agria discusión, si se quiere) que ha venido subiendo de tono en el espacio público nacional desde que, aparentemente, se rompió la continuidad de un dogma económico-político, ese que ondea la bandera del “libre mercado” a ultranza (con sus respectivos monopolios, oligopolios, oligarquía y prácticas proteccionistas, así como estafas financieras y demás) y al que se ha denominado, para efectos de “economía teórica de a pie”, “El Ogro Salvaje”.

En su lugar, y también en apariencia, actualmente quedó al frente del poder público otra visión, de cierto corte “estatalista” (El Ogro Filantrópico”, de Octavio Paz, con sus “becas y apoyos” en sustitución de los neoliberales comedores populares y otros “apoyos”, ya en efectivo o en plásticos bancarios).

Como es “normal”, algunos organismos empresariales han salido a protestar pero cuidándose de no declarar “desde dónde se habla”, es decir, rodeando dogmas, como si eso evitara que se descubran los resortes de su “fe”.

Lo mismo sucede con una gran cantidad de “analistas”, “comentócratas”, “opinócratas”, intelectuales, periodistas, comediantes-“periodistas” y viejos-nuevos “influencers” hospedados en esos ruidosos lavaderos que son las redes sociales, pretendiendo pasar por “neutrales” cuando su fe los desnuda.

Nada de malo tendría declararse simpatizante o militante de determinada orientación, pero el problema son los ejercicios de propaganda pasados como parte de trabajos serios de “razonamiento” o de investigación”, con rigor en la tarea, lo cual tendría que permitir la elaboración de argumentos sólidos y “neutrales”, que son los que concederían cierta credibilidad frente a posiciones extremas.

Pero aquí la situación ya es otra y, maniobras propagandísticas aparte, todo se descompone más porque los resultados de sobra conocidos, tanto del “Ogro Filantrópico” como de su par, el “Ogro Salvaje”, no ofrecen mucha “carnita” para enderezar una defensa mínimamente seria ante el establecimiento de uno o el “resurgimiento” de otro, de ahí que lo que ha imperado hasta el momento es una propaganda grosera, para voluntades muy desorientadas o bastante primitivas.

Lo cierto es que, parafraseando a Elull, “se tiene bien claro lo que nos asemeja y lo que nos separa”, pero ha habido una suerte de incapacidad o falta de voluntad para revisar la historia, no sólo en sus fracasos, sino hasta en sus triunfos.

Hizo bien el filósofo francés en no intentar cristianizar a los anarquistas ni “proclamar la orientación anarquista como primordial para los cristianos”, rechazando además la teoría de “al final del camino juntos” porque, sostuvo, “esa fue la fórmula para justificar el encolado de los cristianos con los estalinistas”.

En otras palabras y siguiendo al citado teólogo, en una pretendida democracia no deben caber ni la derecha híper capitalista ni el marxismo “en sus avatares del siglo XX” y, en nuestro caso, ningún tipo de “Ogro reloaded”, una vez reconocidas y evaluadas las duras lecciones de cada engendro.

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Jesús Delgado

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