Estamos a siete días de que se coloque, como cada año, el día mundial de Lucha contra el VIH, el sida y otras ITS. Cuando estalló la epidemia era el letal Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Muchas personas murieron sin comprender qué estaba ocurriendo. Debilitamiento generalizado; una simple gripe acababa en neumonía; el organismo no reaccionaba. Manchas rojizas por distintas partes del cuerpo, era el sarcoma de Kaposi, pero todo se agudizaba. Así, durante los años 80 y parte de los 90, cuando alguien era detectado con esta enfermedad era sinónimo de fatalidad.
Durante aquellos primeros años, cuando surgieron los primeros casos de sida en el mundo, neciamente se afirmó hasta la saciedad que era una “enfermedad letal” que les daba a quienes practicaban la homosexualidad, como una muestra de que Dios estaba pasándoles la factura en tanto pecadores antinatura. Ese tipo de afirmaciones las hicieron representantes de la iglesia católica, médicos y no pocos políticos de la época. Esa visión estaba alimentada por el sistema patriarcal, machista y homofóbico que ha caracterizado parte de nuestra cultura. Se hicieron chistes a granel en torno a las prácticas homoeróticas y la presencia del sida. Se pasaba por alto que se estaban muriendo personas específicas; que su deceso causaba al interior de sus familias o parejas, dolor, angustia e incluso la penuria de inventar “otra causa” de expiración, para ocultar la verdadera raíz del fallecimiento.
La ciencia avanza lentamente y lo que un día se considera un conocimiento o hallazgo incuestionable, años más tarde se rectifica, se modifica e incluso se desecha. Cuando la investigación realizada en varios países de primer mundo aportó datos acerca de la naturaleza del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y se generaron los primeros antirretrovirales para evitar que las personas cayeran en fase sida, la epidemia abrió dos cajones claramente diferenciados: Personas que Viven con VIH (PVVIH) e individuos en fase Sida; la primera, tratable como enfermedad crónico-degenerativa y, la segunda, como condición delicada o peligrosa que debe evitarse mediante diagnóstico oportuno a través de lo que hoy se conoce como pruebas rápidas.
En el año 2001, a las PVVIH se le brindó Terapia con Antirretrovirales (TAR) y se reconoció como un Derecho Humano. Ello aumentó considerablemente la esperanza de vida de quienes eran portadores del VIH. Los pacientes debían tomar 8 pastillas diariamente y tenían efectos secundarios altamente tóxicos. A partir de 2003, México brinda acceso universal a la TAR. A partir de 2015, los pacientes toman únicamente una pastilla diaria. Según estimaciones de ONUSIDA, en 2020 se espera que estos pacientes ingieran una pastilla cada tres meses. Todavía hay muchos retos y obstáculos por vencer. Seguiré…
