No cabe duda que los partidos políticos se alejan cada vez más del objetivo de representar al pueblo. Como ya habíamos señalado en este espacio, el PRI, al igual que el PAN, el PRD y Morena, han reservado sus candidaturas para los juniors y cercanos de los dirigentes políticos de siempre.
Los procesos internos para la selección de candidatos han servido de puesta en escena para simular designaciones legítimas, cuando legitimidad es lo que menos tienen los nombramientos recién dados a conocer.
La mentada alianza, PRI-PAN-PRD, no es otra cosa que una suerte de negociaciones, en las que lo menos relevante es el sentir o la representatividad ciudadana.
Quienes llevan mano: Alfredo Del Mazo, Alejandra Del Moral, Higinio Martínez, Enrique Vargas, por mencionar algunos, han colocado sus fichas en aras de fortalecer sus aspiraciones, aunque ello implique sacrificar cuadros de valía al interior de los institutos políticos que representan.
Municipios que pudieron ser ganados, se han negociado para la derrota, a cambio de triunfos en distritos locales y federales. Sin embargo, este andamiaje armado, lastimosamente, no le servirá a todos sus orquestadores, pues así como traicionaron a sus militantes, ellos también podrían ser traicionados por el jugador más hábil en las próximas contiendas.
Contrario a lo aparentemente esperado, uno de los primeros resultados de la alianza son las fracturas al interior del PRI y del PAN; el PRD es el único ganador, porque encontró estadio de negociación, cuando en los pasados comicios en el Estado de México, perdió hasta la silla.
Para concluir, les dejo un ejemplo más de cómo los partidos manipulan su honra y a sus militantes a consta de negociar el acceso al poder público: la candidatura que el PAN le otorgó a Margarita Zavala, para competir por la diputación local del distrito 10 en la Ciudad de México, pese a no ser afiliada a este partido, al cual renunció en 2017 para ser candidata independiente a la presidencia de México.
La ex primera dama también se encuentra en las listas de diputados plurinominales, o sea de que queda, queda, ya sea por mayoría o por representación proporcional.
