La Conferencia de Prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador puede analizarse en los términos que el filósofo Vilém Flusser utilizaba para definir los fenómenos de la comunicación actual.
En este sentido, puede decirse que la Conferencia de “Prensa” conocida coloquialmente como “La Mañanera” es un fenómeno comunicativo que aplica estrategias para producir y acumular nueva información mediante la presentación de hechos históricos y datos “objetivos” y diálogos intersubjetivos, a modo de preguntas y respuestas de reporteros y representantes de otros medios de comunicación acreditados de los medios digitales y retransmitida nacionalmente principalmente por televisión y como noticias en radio y prensa y como comentarios a favor o en contra en redes digitales como YouTube, Twitter, etc.
Según Flusser hay dos tipos de diálogo cuya característica es la responsabilidad por la apertura a respuestas ante las preguntas, en que se habla con otros, por ejemplo, en forma circular (tipo mesa redonda, Parlamento) o en red (opinión pública).
Y hay cuatro clases de formas de discursos: 1. Teatrales (conferencias, conciertos), 2. Piramidales (iglesia, Ejército), 3. En forma especializada de Árbol (ciencias, artes) y 4. Anfiteatro (radio, prensa, tv)
La Mañanera que habitualmente se conduce en Palacio Nacional, aunque es ocasionalmente itinerante pues se transmite desde los lugares en que se realizan las giras presidenciales, es esencialmente una transmisión nacional del Ejecutivo del Gobierno Federal, que invita a otros poderes del Legislativo y Judicial y a representantes de la sociedad a ofrecer información sobre asuntos relevantes y participar en el diálogo así concebido.
Podríamos definirla como una mezcla de diálogos y formas discursivas.
En cuanto diálogo opera como preguntas y respuestas, aunque algunas veces las preguntas incluyen informaciones, denuncias o quejas; y muy seguido las respuestas se convierten en discursos.
En cuanto a discursos, de entrada, por ser conferencia tiene un carácter teatral, en el sentido de Flusser.
Conducida por el presidente de la República asume frecuentemente una forma piramidal, vertical (como una alocución en la iglesia o en el ejército excluye el diálogo).
Por la participación de diferentes funcionarios de ramas del gobierno tiene a menudo la forma especializada arborescente, típicamente tecnocrática de presentaciones de abundantes datos y estadísticas especializadas (da motivo a diálogo, pero sólo entre los propios especialistas competentes).
Y por su carácter televisivo y su recodificación por radio, prensa y redes digitales, cobra una forma que Flusser llama de Anfiteatro. Para Flusser las escuelas tradicionales son teatros con diálogos en las aulas, mientras los medios de comunicación actuales son anfiteatros que irradian masivamente sus mensajes, los cuales transforma en una mezcla amorfa que conforma la ¨opinión pública¨ qué retroalimenta al aparato emisor (mediante encuestas, censos y elecciones).
Las Mañaneras son así un singular “programa” de televisión, que incluye además de los diálogos generados mediante las variables preguntas y respuestas, discursos y algunos temas fijos como la tediosa sección semanal del precio de las gasolinas o reportes de salud pública, criminalidad, etc., hasta noticias y polémicas del día, denuncias contra la mafia pasada y presente, admoniciones y en especial menciones contra los intelectuales orgánicos y la prensa fifí, aclaraciones de noticias falsas o fabricadas diseminadas masivamente por bots, querellas históricas o ideológicas contra el conservadurismo, chistes y ocurrencias anti diabólicas como el famoso escapulario ¡Detente, enemigo, el Sagrado Corazón está conmigo!, hasta simbólicos debates y combates personales o sociales, económicos y políticos, comentarios diversos... y otros datos.
En fin, la comunicación balanceada de una sociedad democrática requiere un equilibrio entre discursos unilaterales y diálogos plurales que produzcan información que no sea elitista, sino verdaderamente democrática. En concreto, una verdadera conferencia de prensa democrática puede diversificar y mejorar sus preguntas, incluyendo participaciones espontáneas directas de la ciudadanía por sorteo, vía plataformas digitales como Zoom, FaceTime, etc.
Y, por supuesto, siempre pueden mejorarse las respuestas, guiadas por un franco diálogo y no por el predominio de discursos piramidales en busca de obediencia ciega, que ya ni funcionan en esta nueva época de transformación comunicativa digital.