El futbol femenil hace tiempo que exige, con resultados, un sitio estelar en el balompié nacional, ese lugar que el machismo varonil le negó pese a su notable crecimiento, no sólo a nivel local sino internacional.
Los méritos del futbol femenil mexicano no son pocos. Sin una liga profesional, sin una estructura siquiera en el sector amateur y apoyado sólo en el ímpetu de sus futbolistas, destacó fuera de México, con selecciones aguerridas, guiadas por un visionario que siempre creyó en su proyecto. Aun cuando nadie más en la Federación Mexicana de Futbol lo hacía, sí un "loco", Leonardo Cuéllar que renunció a la comodidad de dirigir en el balompié femenil y se la jugó junto con ellas, esas mujeres que, contra todo pronostico y con limitaciones, llevaron a la selección a mundiales absolutos, Juegos Olímpicos y mundiales de categorías menores.
Los frutos de esos esfuerzos se cosechan décadas después, ya no están en la cancha Maribel Domínguez, Fátima Leyva, Andrea Rodebaugth, Mónica González, Evelyn López, Iris Mora, Mónica Vergara, Patricia Pérez y Guadalupe Worbis, entre muchas más, quienes ven cómo su anhelo poco a poco se hace realidad una liga profesional que pidieron por muchos años y hoy se cristaliza.
Ya no les tocó jugar en la nueva Liga MX pero quieren seguir vigentes, se preparan para ser las futuras estrategas de esta liga profesional, para ser ellas quienes mantengan el desarrollo del balompié femenil en México, justo como lo hicieron en la cancha.
Así, poco a poco florece esa semilla sembrada desde la austeridad, desde el esfuerzo, desde la terquedad y el sacrificio, una Liga MX Femenil que, pasadas tres fechas, demuestra que puede ser un espectáculo para las masas, que hay calidad suficiente para ser un producto rentable para los clubes.
Una muestra más del éxito de esta liga, es que varios equipos determinaron que la sede de su equipo femenil sea el mismo estadio que la escuadra varonil, decisión a la que se suma el Club Deportivo Toluca en esta semana y que desde el inicio tuvieron instituciones como Pachuca y Cruz Azul.
La semilla quedó profundamente sembrada, los frutos empiezan a florecer, pero lo más importante es que sea una Primavera permanente para el sector femenil que con méritos suficientes hoy tienen su propia liga y, en un corto tiempo, también tendrá mejores representaciones internacionales a nivel Selección Nacional.