Y por qué no decirlo… El abuso sexual contra menores

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Y por qué no decirlo… El abuso sexual contra menores

Miércoles, 13 Diciembre 2017 00:10 Escrito por 

Hoy desperté con el mensaje de un amigo que preocupado me dijo: deseo que sea una pesadilla,un mal sueño.

Desde hace días veo a mi pequeña hija de escasos ocho añitos triste, desenfocada, ausente y retraída. Mi esposa hace un par de semanas comenzó a laborar en una empresa con jornada completa, durante la mañana y la tarde, lo que ha provocado llevar a la pequeña después del colegio a su lugar de trabajo. El jefe directo de mi esposa es un hombre mayor; de sesenta años aproximadamente, bastante amable y cariñoso con la menor.

Mi amigo, inquieto, me escribe: ¿Qué hago? ¡Si algo le ha hecho, a mi pequeña, lo mato!

El abuso sexual contra menores desgraciadamente es un acto recurrente que se da incluso al interior de la familia, así como en el colegio o con personas cercanas, Se requiere primero establecer un lazo de confianza para provocar que se dé un acercamiento, mismo que puede comenzar con un dulce, una palabra, un abrazo, un cariño.

Esto crea sentimientos de bienestar que al menor no le produce duda de que algo anda mal, no comprende aun lo que es la desconfianza, mucho menos del peligro que puede correr junto a alguien que le ha demostrado afecto, amor o comprensión. Tan recurrente es esta situación que la norma penal prevé el abuso sexual. Cabe aclarar que para que exista el abuso sexual deben existir al menos dos personas, quien realiza la acción y quien la recibe.

El primero es quien ejecuta sobre otra un acto erótico o sexual sin el propósito de llegar a la copula y la segunda, es la persona que sin su consentimiento o aun cuando lo otorgue, pero carente de capacidad para comprender las cosas o de resistir al hecho, reciba la acción. Así pues, tenemos que los menores se encuentran carentes de comprender lo que sucede y en llegado momento podría permitir el hecho pues el mismo a determinada edad no comprende la gravedad y/o consecuencia de lo que está pasando.

Si bien la ley prevé esta conducta como un delito y señala una penalidad para el sujeto activo, aquí la pregunta es ¿qué hacer con la persona en quien recae el daño? Quien lo recibe de manera física, en forma de abrazos, caricias, tocamiento, besos; todo ello con intención erótica.

Y de manera emocional, cuya parte es la más afecta, al no comprender lo que esta pasado, es por ello la manifestación de ausencia, de falta de apetito, de concentración de aislamiento entre otras lo que de manera inmediata nos anuncia que algo está pasando en el pequeño.

Es por ello, que ante la duda de que algo no está bien, se recurra a un psicólogo o persona especializada a efecto de que la víctima pueda encontrarse en un lugar y con persona segura para así poder de manera voluntaria expresar lo que le esta pasando y señalar al sujeto activo que está realizando sobre él una situación incómoda, de riesgo y nada grata.

La confianza se gana así que la invitación a todos aquellos que tenemos relación con menores por ser abuelos, padres, tíos, hermanos, catedráticos, etc., es crear confianza en los menores para poder hablar con ellos, explicar los riesgos que puede correr si se encuentra en alguno de los supuestos antes señalados y que es necesario que en cuanto sienta o crea que lo que le ocurre no es correcto lo pueda decir abiertamente, la prevención, es la base fundamental para evitar daños materiales, físicos y los más graves, los emocionales.

Y por qué no decirlo… la obligación de cuidarnos, es todos.

Los abrazo de corazón.

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Patricia Velázquez Alva

Y por qué no decirlo