Como habitante de Toluca, mi relación con ella tiene una fuerte connotación emotiva. No es para mi la nostalgia del barrio en el ámbito donde se balbucea la vida. Laberinto mas que calles, ansiedad del encuentro más que arquitectura.
Sin embargo, Toluca vivió un drama singular, el padre Buenaventura Merlín, constructor de los Portales de Reforma, demolió el Convento de San Francisco y pensó levantar la Catedral elevando a Toluca al rango de diócesis; pero se equivocó, no conto con el respaldo de la gente y nos quedamos sin Convento y en la fantasía durante muchos años de una catedral suntuosa, cuya maqueta conserva aun el Museo de bellas Artes.
Nuestra Toluca se transforma a partir del gobierno de Filiberto Gómez, hermano de don Abundio Gómez y a su vez suegro de don Wenceslao Labra (esposo de Rita Gómez, gran amiga de mi padre). Se golpea al régimen de las haciendas y se introducen servicios en toda la circunscripción urbana. Es decir, Toluca pasa a una nueva etapa: burguesa y democrática; burguesa porqué ahora los nuevos señores son ahora los burgueses (no ya los hacendados que resintieron el efecto de la reforma agraria de Gómez), y democrática, en el sentido de la extensión de los servicios, o sea de la funcionalidad urbana.
En relación con lo anterior, mención especial para José María González Arratia, el significa el esfuerzo colectivo de una comunidad urbana por crear una atmósfera. Decía Ortega y Gasset que el hombre no solo aspira a vivir, sino a vivir bien, este sentido aparece en la vida y obra de González Arratia; lúdico y paralelamente entregado al trabajo. Dio a nuestra Toluca la Alameda, Los Portales, el Teatro Suárez, Teatro de Alva, Teatro Principal entre otras construcciones, esto es, espacios para el encuentro, el paseo y la recreación, la comunión coloquial y el arte, la posibilidad de detenerse y mirarse, de reconciliarse y compartir un mismo goce.
González Arratia nos impone una doble presencia; la supervivencia de Los Portales que animan nuestro diario encuentro y la ausencia de teatros y de nuevos espacios lúdicos, modesto y esforzado, él está entre nosotros como una gran lección. Un desafío.
En estos tiempos, la ciudad nos obliga a otras cosas, nuestra Toluca forma parte ya de un proyecto urgente de una democracia mas profunda y más sincera, que, si bien implica la extensión del espacio lúdico, lo cual se observa al realizarse desde administraciones estatales y municipales pasadas y actuales; esto comprende toda clase de oportunidades para todos y una gran tolerancia, que es la ley humanitaria por excelencia. Voltaire.
