Más de mil bebés nacen de niñas y adolescentes todos los días. La situación se da no siempre por una violación, muchas de las veces es una decisión de vida que empieza a muy temprana edad.
En el último conteo realizado por el gobierno mexicano, se estima que entre 2020 y 2021 el número total de embarazos adolescentes sumarán los 191,948, cerca de 22,000 más de los esperados, es decir, un aumento del 12% respecto a 2019.
Las causas principales del aumento, según el titular del Coneval, José Nabor Cruz, son principalmente la falta de acceso a la educación, oportunidades laborales y por supuesto a una inexistente educación sexual.
Las autoridades dieron a conocer que debido a la pandemia, niñas y adolescentes fueron presas de diversos delitos sexuales, pero también se notó mucha deserción escolar, lo que ocasionó que la natalidad de bebés criados por niñas creciera.
Es irónico que al mismo tiempo, según las cifras del INEGI, haya una caída en los nacimientos extremadamente notoria en el país. Los datos arrojan un total de 1 millón 629 mil bebés en México que refleja un desplome del 22% respecto a los nacimientos en 2019.
El INEGI estima que la razón no sólo es generacional, sino que el trámite burocrático de registrar a los bebés fue reducido en la pandemia. Así que después podrían arrojarse otros resultados.
Sin embargo, me parece relevante que cuando una mujer puede decidir cabalmente no desea ser madre y cuando las circunstancias le son adversas se convierten en madres a muy temprana edad.
Tal es el caso de Ailin Covelo Naval quien decidió cortarse las trompas de falopio a los 22 años, pues estaba cansada de tomar anticonceptivos y decidió que no quiere ser madre nunca.
Su decisión obedece a que considera que la maternidad es una idea cultural. Para ella, en este contexto que estamos viviendo es un acto suicida, ya que tenemos escasez de recursos, problemas sociales y de salud cada vez más graves, por lo cual, decidió no ser madre sólo para cumplir con una expectativa social.
Muchas personas critican esta decisión no sólo de operarse sino de negarse a ser madres, pero no se entiende que el llamado “instinto maternal” no siempre viene pegado a nuestro cuerpo. Y ser madre es una decisión muy fuerte, significa cuidar de otras personas toda tu vida.
La otra cara de la moneda son las “madres niñas” que no deciden, solo las circunstancias las llevan a criar a un pequeño en condiciones muchas veces de pobreza extrema, como el caso de los adolescentes que vivían en una casa de cartón y esperaban a su primer hijo.
Ser madre conlleva un esfuerzo de amor día a día. Es por ello que las autoridades pondrán en marcha una estrategia para desacelerar el crecimiento de nacimientos en niñas y adolescentes, pues entre 10 y 18 años no se está preparado ni económica ni sexualmente para ser padres.
Considero que lo que tendría que reforzarse es la educación sexual, no sólo con anuncios que inviten a cuidarse con preservativos o anticonceptivos. Tenemos que dejar de ver al sexo como un tema tabú en casa. Hablarlo con naturalidad, nos dará seres humanos más sanos al momento de decidir sobre su edad reproductiva. México necesita dejar atrás el machismo que viene acompañando siempre a la educación sexual, sobre todo con las mujeres. Los hombres tienen libertad de decidir cuándo y con quién, pero las mujeres deben esconderlo y de preferencia no presumirlo, ya que la sociedad en la que se desenvuelven las señala.
No se trata solo de decirles los riesgos de Enfermedades de Transmisión Sexual, también se debe platicar sobre las afectaciones emocionales, lo que conlleva a generar lazos de confianza, porque pese a que se construya una línea de apoyo gubernamental para que las niñas y adolescentes decidan mejor, ese tipo de decisión tiene que ver más con la presión social que reciban de fuera.
Los padres debemos hacer una cruzada por mostrarles a nuestras niñas y niños que el sexo es una cosa natural, placentera, pero también de compromiso y de protección.
Sin lugar a dudas las mujeres debemos entender y tatuarnos en el cerebro, sobre todo las nuevas generaciones, que somos mucho más que una fábrica de bebés.