El 19 de enero se publicó la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, los datos no parecen ser halagüeños pues el 65.8% de la población se siente insegura. Esta percepción se incrementó más entre las mujeres y alcanzó un 70.3%. Los municipios del Estado de México no están ajenos a esta dinámica y sólo por citar ejemplos la percepción de inseguridad asciende a 92.1% en Naucalpan, 84.3% en Ecatepec, 83.4% en Chimalhuacán, 81.7% en Toluca, 81.1% en Tlalnepantla, 79.8% en Cuautitlán Izcalli, 75.2% en Nezahualcóyotl y 75.0% en Atizapán.
Estas cifras son preocupantes porque muestran que 1 de cada 4 hogares (25.2%) ha tenido una víctima de robo o de extorsión. Por otro lado, el 11.3% de los encuestados ha tenido contacto con algún cuerpo policiaco y el 46 % ha sido víctima de la corrupción. De nueva cuenta, son las mujeres quienes más padecen este mal, el 13.5% manifestó haber sido víctima del acoso personal y/o violencia sexual en un 20%.
Para atacar esta plaga que azota a la población es necesario emprender acciones contundentes que reviertan la magnitud del problema, como lo señaló Nathalie Alvarado en un reciente discurso ante la asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Alvarado fijó cinco elementos para reducir la inseguridad desde lo local:
- Hacerse cargo, se necesita que las autoridades locales lideren este problema. Escuchar el clamor de los vecinos y no dejar que solamente la federación lo enfrente, tienen que incrementar sus capacidades.
- Alinear acciones, todos los órdenes de gobierno necesitan coordinarse para reducir el crimen y la violencia. Las tareas que requieren trabajo integrado son, por ejemplo, las agendas de desarrollo social, urbanísticas, culturales o deportivas.
- La policía, ellos conocen mejor la falta de apoyo y la descoordinación, falta de apoyo, la disparidad de recursos y capacidades, ellos tienen información valiosa sobre dónde suceden los delitos y quiénes son las víctimas y perpetradores.
- Anticiparse al crimen, es necesario dar seguimiento a los patrones de violencia familiar, drogas y alcohol, intervenir en comunidades y desarrollar las habilidades técnicas y de protección a grupos vulnerables.
- Sinergia con la sociedad civil y sector privado, estos sectores han desarrollado capacidades en telecomunicaciones, financieras y comerciales para entender por qué ocurre el delito, por ejemplo, con el empleo de big data que permite profundizar el análisis de las dinámicas criminales.
El pasado fin de semana vi el documental Una película de policías donde exponen las difíciles condiciones de ser policía. El documental se esfuerza por poner al espectador en los zapatos del policía y analizar lo poco que valoramos a estos servidores públicos. Esto viene a cuento porque recientemente el Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C. presentó el informe final sobre los hallazgos de la aplicación de la herramienta de verificación del Sistema de Indicadores del Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica, y en general, con sus honrosas excepciones en algunos municipios, no hay buenas noticias.
Este estudio inició en 2019 con los enlaces de Fortaseg y contenía 125 reactivos y 15 rubros. Se aplicó en 32 municipios seleccionados por sus índices de homicidios dolosos y la voluntad de implementar un determinado modelo de policía. Comento algunos aspectos que me parecen relevantes: el estado de fuerza es insuficiente, especialmente en el caso de mujeres que tiene un 30% menos presencia que los hombres; muestran rezago en la adquisición de armamento debido a insuficiencia de recursos, situación que también perjudica la actualización de equipamiento, destacan las Body Cam (cámaras corporales) que inhiben la corrupción, y condiciones adecuadas de los uniformes. En infraestructura se incrementan las video cámaras, pero sin tecnología asociada, lo mismo sucede con los botones de pánico.
Respecto a las condiciones laborales, destacan los bajo sueldos y los horarios de 12X24, aunque también hay prácticas de pago de horas extras, beneficios a policías caídos, estancias infantiles, salarios competitivos, servicios como odontología, activación física, nutrición y caja de ahorros, hasta incentivos del policía del mes.
En la policía de proximidad, y la policía orientada a la solución de problemas específicos, algunos municipios muestran avances importantes, incluso canalizan necesidades a otras áreas, enseñan protección, modelos de búsqueda y evaluación de la solución a los problemas. En alguno incluso hay una sala de lactancia para detenidas y víctimas. Lamentablemente, en aspectos como la investigación preventiva, se encuentran mayores obstáculos porque dependen de la voluntad de fiscalías y gobiernos estatales, aunque destaca Tijuana por su capacitación del FBI de San Diego o incluso Nezahualcóyotl que para delitos patrimoniales y que atentan contra la vida e integridad de las personas tiene un Ministerio Público.
Sigue haciendo falta investigación y documentación de las buenas prácticas policiales, dignificar este servicio público y a sus integrantes, incorporar criterios científicos y técnicos a la toma de decisiones. También es necesario eliminar la discrecionalidad de los procesos disciplinarios y finalmente incorporar más observadores ciudadanos el proceso de la policía preventiva municipal.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM. Y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.