Una tradición:
La ciudad es fuente inagotable de motivos para disfrutar plenamente y hacer un recorrido gastronómico, es toda una experiencia ya que hay restaurantes como el “IMPALA” donde se pudo degustar comida que se caracterizó por presentar platillos mexicanos que cubrieron todas las expectativas por el buen comer.
Este conocido restaurante tenía más de 80 años de historia, sus inicios se remontan a 1928 con la señora Rafaela Velázquez de Mañón, pionera fundamental en el desarrollo del concepto, el restaurante se instaló inicialmente en la esquina del Jardín de los Mártires con Independencia, ahí estuvo aproximadamente 5 años, para después establecerse en Independencia esquina con Belisario Domínguez junto a la catedral, con el nombre de “La Terminal” porque hacía referencia a la terminal de camiones que se encontraba en el Jardín de los Mártires y Lerdo.
Fue hasta noviembre de 1961 cuando la señora Carolina Mañón Velázquez siguió con el concepto del restaurante, pero con el nombre de “Impala” que se ubicó en la calle de Matamoros e Hidalgo, este concepto no solamente fue iniciado por la señora Carolina, sino que su hijo Sergio Díaz Mañón estuvo presente para apoyarla.
En el Portal Madero número 218 el establecimiento duró 37 años donde acudieron diferentes personalidades como los gobernadores Salvador Sánchez Colín, Gustavo Baz Prada, Juan Fernández Albarrán, Ignacio Pichardo Pagaza, Jorge Jiménez Cantú y Carlos Hank González, políticos como Pepe Merino Mañón, había un grupo de distinguidos toluqueños que cada 8 días se reunían para tomar el café entre ellos mencionamos a el Güero Enríquez, Silvano Reyes (el chipotle), Jesús Chaves Becerril (chivo Chávez), Genaro Barrera Graff, Aurelio Orive y Juan de Dios Ozuna Pérez (todos ellos ya fallecidos), también llegó asistir el ex presidente Pascual Ortiz Rubio, el periodista Jacobo Zabludovsky, el actor Enrique Álvarez Félix; pintores como Edmundo Calderón; artistas como Amparo Rivelles, Amalia Mendoza y Ernesto Alonso el llamado señor “Telenovela”.
El lugar también era visitado por un grupo de jóvenes que se hacía llamar el club “20-30” que eran jóvenes de Toluca como el Ingeniero Alfonso Martínez Baca, Luis Enrique Rosales, Francisco Azamar y varios más que se reunían una vez al mes.
Después del deceso de la señora Carolina Mañón quien fue una mujer muy trabajadora y ocupada de su negocio, su hijo Sergio Díaz tomó las riendas del restaurante quien, con el apoyo de su esposa, la señora Saide Salgado Curí sacó adelante los logros de su madre.
Fue en 1990 cuando el establecimiento se instaló sobre la calle Bravo, casi esquina con Morelos.
En relación con lo anterior, cuando fallece Sergio Díaz Mañón, se queda al frente del restaurante su viuda la señora Saide quien quedó muy satisfecha de tener en sus manos lo construido por su esposo y su suegra, pues asegura que no los defraudo porque hasta el momento el negocio funcionó, cerrando sus puertas en el año del 2020.
Doña Saide, recuerda a su difunto esposo con mucho cariño, como padre y esposo ejemplar, así como hombre trabajador siempre pendiente de su negocio.
A tres generaciones la tradición del restaurante “Impala” siguió siendo la misma, es recordada como el punto de reunión de muchos políticos quienes se sentaban a degustar la especialidad de la casa los deliciosos chilaquiles en compañía de huevos estrellados, al mismo tiempo en que platicaban asuntos de interés con sus colegas.
En realidad, el platillo que hizo famoso al restaurante fueron sus famosos chilaquiles toluqueños que se sirven con pollo, huevo estrellado y chorizo almendrado, sin olvidar el café que siempre se combinó por tres tipos de grano para ser presentado en la cafetera.
Además de que se llegaron a servir bebidas alcohólicas como la cerveza en una comida corrida por un costo de 75 pesos, donde el platillo más caro era la arrachera con un costo de 110 pesos.
La viuda del señor Mañón considera que el restaurante “Impala” formó parte de la identidad cultural y gastronómica de Toluca por los años que estuvo en funcionamiento, además por la calidad en la preparación de los alimentos que captó mucha gente del ambiente político y social de la ciudad; personalidades como los hermanos Elías y Pedro Chuayffet, Alberto y Carlos Curí Naime, mi buen amigo Humberto Benítez Treviño y Luis Rivera Montes de Oca entre otros.
Así mismo señoras de la tercera edad de oro puramente toluqueñas se reunían cada jueves a comer y degustar los famosos platillos toluqueños recordando su ayeres de juventud entre ellas mis queridas primas Graciela Solalinde Ozuna de Hernández, Guadalupe Solalinde Ozuna de Ortiz, Olguita Pérez de Maldonado, Rosita Estévez de Aguilar, Ana Cristina Millán Ozuna Vda Olimón, la señora Villanueva de Cienfuegos (La Poblanita), Rosita García Crotte, Carmelita Liho, Naty Caballero, Lupita Ferado, Ma. Inés Naveda, Tina Virchez, Balby Rodríguez, Yaya Salgado Curi, Emelia Solalinde Ozuna, Graciela Hernández de González Izunza entre otras.
El Impala es descrito como un lugar donde se consumían platillos mexicanos, donde la gente podía comer bien con poco dinero y en un ambiente familiar.
El establecimiento se consideraba rentable, aunque con pocas utilidades porque siempre se ha pago la renta del local (parte del cierre de este establecimiento) y la pandemia.
La señora Saide Salgado, se encuentra muy satisfecha con los resultados obtenidos por el arduo trabajo de tantos años y de una tradición en nuestra amada Toluca “tacita de plata”.
Cabe mencionar que en el restaurante en su momento de gran auge llegaban a concurrir aproximadamente 200 comensales diariamente y, siguiendo con los tradicionales platillos desde su apertura en 1928 razón por la que sus clientes se iban muy satisfechos por lo que regresaban a comer a lo que fue el gran feudo “el Impala”.
Nota: En este restaurante fue el desayuno de mi primera comunión realizada en la catedral de Toluca (Instituto México) en el año de 1966, teniendo como compañeros de esta acto a Filiberto Hernández Villar, Enrique Abascal Tapia, Héctor Tapia Faure, Santos López García, Alberto Barbabosa Salgado, Benito Sánchez Henkel, Alfonso Faure Vilchis, Wenceslao Moll, Jaime Pulido López, Ismael Velasco González entre otros, hoy todos ellos prominentes profesionistas y ya casi todos orgullosos abuelos.
