La discriminación racial no termina. En Estados Unidos se nota más porque está en el foco de toda la gente. Este neoracismo viene con más fuerza, la pandemia agudizó los problemas mentales y sociales.
El primer tiroteo en Buffalo lo realizó un joven blanco que considera que los Estados Unidos está siendo invadido por los negros, así que eligió un día lleno de gente, sobre todo de familias que estaban disfrutando de un día soleado.
El asesino, apegado a la teoría del reemplazo, escribió un documento donde se describía como supremacista y fascista blanco, donde no sólo vierte todo su odio contra los negros, sino también contra los judíos. En dicho manifiesto pedía todos a levantarse en contra de todos los que quieran reemplazar a los blancos.
Con ello en la mente, viajó muchas horas hasta perpetrar el asesinato de once personas. Hasta ahí todo fue horror, pero todavía faltaba.
El "Gran Reemplazo" es la denominación de un movimiento global que ha estado creciendo rápidamente en internet y que cree firmemente que los blancos están sufriendo un "genocidio blanco".
Es decir, mientras el mundo va girando, ellos consideran que están perdiendo estatus y que hay muchas personas por encima de ellos, cuando según su jerarquía racial, los blancos deberían encabezar la lista más larga.
Luego vino Uvalde, una ciudad en la que tres cuartas partes de la población son migrantes hispanos en un país que colgaba letreros en los cincuenta con la leyenda “se prohíbe la entrada a negros, latinos y perros”. Sin embargo, el atacante fue latino, Salvador Rolando Ramos, y aún quedan en el aire las razones por las que atacó a unos pequeñitos inocentes.
No obstante, hay un camino que siempre debe revisarse, la salud mental, las agresiones contra los más vulnerables ya sea por su condición física, vestimenta, color, condición económica e identidad sexual.
El temor a lo diferente nos tiene en este dilema. El ser humano ha demostrado que siempre nos movemos entre relaciones entre grupos culturales diferentes, entre el racismo y el temor al racismo. El miedo es el denominador común de los habitantes locales como de los inmigrantes.
El racismo no es otra cosa que un clasismo exacerbado que es alentado por el poder gubernamental y por grupos xenófobos.
A veces solo basta un poco de odio, un abuso, una necesidad, una carencia para prender la mecha. La pandemia es un fuego invisible que va prendiendo esos infiernos personales que pueden impactar contra un grupo, contra los representantes de una institución, una religión o una economía.
Si creemos que con la prohibición de la venta de armas esto va a terminar, estamos equivocados. Si el odio y la oportunidad está ahí, no importa el instrumento, solo va a suceder.