Es inconcebible que el mandatario Andrés Manuel López Obrador, siga simulando resultados y continúe engañando a los más de 126 millones de mexicanos (aunque sus seguidores crean en él y su régimen de la fracasada y autollamada cuarta transformación que ha tenido resultados nulos, producto de la ignorancia en la aplicación de las políticas públicas y de gobernanza.
Son 43 meses de navegar en aguas profundas y turbulentas, sus golpes de timón han sido para seguir hundiéndonos, no hemos podido emerger ni salir a la superficie a tomar bocanadas de aire para mantenernos respirando, cada día empantana más y más el barco que le dejaron flotando los neoliberales (digan lo que digan los izquierdosos, más no izquierdistas que dicen pensar como Carlos Marx y quieren vivir como Carlos Slim.
La mal llamada 4t ha sido un absoluto y fracaso total en crecimiento económico, en estabilidad y desarrollo social, así como en materia de seguridad, de transparencia en el manejo de los recursos invertido en mediocres de relumbrón como el gansopuerto Felipe Ángeles que tuvo un costo de 79 mil 305 millones de pesos, (costo superior en 23% pues el presupuesto era de 75 mil millones de pesos) lamentablemente, este elefante blanco no opera ni al cinco ciento diariamente de su capacidad debido a que aerolíneas internacionales se han negado a aterrizar en dicha terminal por porque no está en la clasificación de las certificaciones de aeropuertos en el mundo.
Mientras que la “magna obra”, la Refinería Dos Bocas, ubicada en Paraíso, Tabasco que puntualmente inauguró el pasado primero de julio López Obrador, seguramente no refinará ni un litro de petróleo al menos en lo que resta del año; otro hecho aberrante, mentiroso, indignante y vergonzoso del tabasqueño que sigue levantando únicamente polvaredas..
Es preciso mencionar, que el presupuesto inicial de dicha Refinería era de ocho mil millones de dólares, pero hasta hoy ya superó los 10 mil mdd, seguramente para su culminación podrá inflarse hasta los 18 mil millones de los billetes verdes, -según expertos en la materia-, otra farsa más de Amlo.
López Obrador, quien lleva más de 75 mil mentiras pronunciadas a lo largo de sus nefastas conferencias mañaneras que cuestan 150 millones de pesos diarios, sigue inaugurando obras inconclusas que no servirán de nada, (ni para venderlas como chatarra); lo suyo es el derroche de miles de millones de pesos que tanto censuró a los gobiernos anteriores.
Las “mega obras” y otros presupuestos que maneja personalmente Amlo son opacas, no le rinden cuentas a nadie, no hay información pública al respecto, la han enviado al ostracismo, argumentando puerilmente el tabasqueño que son proyectos de “seguridad nacional”.
La corrupción crece a pasos gigantes en la 4t, permea y golpe duramente a los tres niveles de gobierno en administraciones morenistas, el régimen impoluto que iba a darle un cambio radical a la manera de gobernar de un presidente a los mexicanos, no cumplió, nos falló, nos engañó, nos mintió, ha sido un rotundo fracaso.
Su administración en ningún momento tomará forma de un gobierno eficiente, incluyente, con proyectos en beneficio de todos sus habitantes debido a la supina ignorancia de él y su amplio equipo de trabajo, que no le hacen ver los yerros y equivocaciones derivadas de sus ocurrencias, los secretarios del gabinete enmudecen, al igual que los legisladores y gobernadores que sumisos ante su jefe, únicamente asientan sus respectivas cabezas y levantan sus índices obedeciéndolo, sin contradecirlo.
Tenemos a un poder Legislativo con mayoría de diputados de Morena, así como sus rémoras del PT y PVEM, que le aprueban sus iniciativas sin quitarles coma alguna a éstas, a todo le dicen que sí al inquilino de Palacio que vive como rey a sus anchas.
El pasado primero de julio, fuimos testigos los mexicanos que López Obrador sigue sintiéndose el mesías, su adicción al vituperio y al aplauso es impresionante, le gusta que lo adulen, darse “baños de pueblo”, la refinería de Dos Bocas, otro elefante blanco que no producirá un solo litro de combustible al menos en los siguientes seis meses, con una ineficiente secretaria de Energía como lo es Rocío Nahle que invitó en a la construcción de dicha obra a cuatro compañías que fueron señaladas por corrupción.
El proyecto de la Refinería estuvo dividido en seis paquetes de licitación, cada uno a cargo de empresas internacionales y una nacional, que fueron las que construyeron esta caprichosa “magna obra”, porque López Obrador, sigue apostándole a las energías fósiles y no a las renovables que no contaminan, como la eólica y la solar y que ahorran considerables sumas de dinero.
Recordemos que a mediados de la década de los setenta, José López Portillo, presidente en turno, le apostó a que nuestra economía fuera “petrolizada”, es decir, que la mayoría de los ingresos económicos provenían de las ventas del llamado “oro negro”.
López Portillo y Pacheco, declaraba a los cuatro vientos que los mexicanos íbamos a administrar el “cuerno de la abundancia” con los ingresos multimillonarios de las ventas del petróleo y que contábamos dentro de territorio mexicano tanto en mar como en tierra, con 40 mil millones de barriles, por lo que México tenía asegurado petróleo para los siguientes 60 años. El director general de Pemex era Jorge Díaz Serrano.
López Portillo (prometió como todos los presidentes en turno) crecimiento económico y que seríamos potencia mundial. Realidad que nos rebasó y que no cumplió, al igual que los últimos nueve mandatarios que le han fallado rotundamente a los mexicanos.
El petróleo fue el elemento central para el crecimiento y desarrollo económico de nuestro país, que se fue apagando con el tiempo, hoy en con otro tipo de energías limpias y renovables el inquilino de Palacio, le apuesta a seguir contaminando el medio ambiente con su Refinería de Dos Bocas, en la que se pretende producir alrededor de 600 mil barriles mensuales.
Mientras que el Parlamento Europeo ha ratificado en junio pasado la prohibición de la venta de furgonetas y camiones de turismo nuevos con motor de combustión en el año 2035, es decir, dentro de trece años y medio.
Mientras tanto, López Obrador, sigue enredado y culpando a las administraciones anteriores, debido a su ineficacia e ineficiencia, a sus permanentes yerros y caprichos e inacciones, a su excesivo protagonismo. Sus omisiones, malas decisiones, chantajes se fueron por la borda, dando al traste a las esperanzas de millones de mexicanos que creyeron en él.
Otro error garrafal, han sido las permanentes complacencias al crimen organizado que siguen ocupando cada día más municipios y entidades federativas, todo lo que sucede en la actualidad en detrimento de los mexicanos, es su responsabilidad, de nadie más. No ha sabido ni sabrá sacar adelante a nuestro vapuleado país, porque simplemente, lo suyo, no es ser el jefe del Estado mexicano.