Probablemente Usted, si forma parte de las generaciones de los jóvenes de los 80’s pa’ acá, no recuerde al recientemente fallecido a los 100 años de edad, Luis Echeverría Álvarez; pero, si le tocó vivir, padecer o saber del conflicto estudiantil de 1968 o del “Halconazo” de 1971, mejor conocido como “la represión del Jueves de Corpus”, entenderá el papel tan siniestro que tuvo este ex priista a quien, por cierto, se le giró una orden de aprehensión por estos hechos en 2006. Estuvo en arraigo domiciliario pero fue absuelto por la prescripción del delito. A finales de noviembre de ese año, se le dictó un nuevo auto de formal prisión por genocidio del que bueno, en 2009, también fue absuelto.
Dicen que siempre le gustó la cocina mexicana, a excepción de los tamales y, una anécdota chida –dice el periodista de quinto patio mientras sorbe su café sin azúcar-, fue aquella de 1975, cuando acudió a la UNAM a inaugurar unos cursos. Mientras daba su discurso, en el auditorio de la Facultad de Medicina, el estudiantado lo abucheó y él, enojado, los llamó “fascistas”. Echeverría fue literalmente “sacado”, ora sí que “por atrás”, donde ya lo esperaban otros universitarios que le lanzaron piedras. Una de ellas “descalabró” al mandatario… Hubiera sido divertido, sin duda, estar ahí -sonríe el amanuense-.
¿Espía?
La historia de los ex presidentes de México, se escribe por las formas en que hicieron o no hicieron las cosas, y Luis Echeverría tejió la suya al acceder a los caprichos de Díaz Ordaz, a quien se le relacionaba por su “amistosa cercanía” con Winston Scott, jefe de la CIA en México.
De hecho, muchos investigadores coinciden en que esa sociedad le permitió evadir, para que “nadie supiera”, y menos Estados Unidos, los detalles secretos de la matanza de 1968, según reveló en Cuba, un agente de la CIA, Philip Agee (considerado un desertor de esa agencia), durante una entrevista que según sé y recuerdo, forma parte de los archivos de El Universal y que por cierto, fueron también revelados, algunos de esos datos confidenciales, por Excélsior, lo que causó la irá de Echeverría, quien intentó callar al centenario medio mexicano.
El mismo Echeverría, como secretario de Gobernación de Díaz Ordaz, coordinaba las operaciones secretas entre Dirección Federal de Seguridad (DFS) y la CIA. De acuerdo con Howard Hunt, en su libro “America Spy: My Secret History in the CIA, Watergate and Beyond”, Echeverría habría sido, desde los 60´s., para EU, uno de sus agentes de alto nivel. El mismo Winston Scott, en sus memorias, tituladas “Nuestro Hombre en México: Winston Scott y la historia oculta de la CIA”, se refiere a él y otros ex presidentes, como fuentes contratadas para conocer avances del crimen organizado y amenazas contra los estadunidenses.
Esos ex presidentes eran Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, quienes por cierto, fueron mencionados en alguno de los 2 mil 800 documentos vinculados con el asesinato de John F. Kennedy, y que fueron desclasificados por Donald Trump.
Y mire, en esas memorias, las de Winston Scott, se lee que reclutó a varios jefes de Estado, a los que se les asignaron nombres clave: LITENSOR, para Adolfo Ruiz Cortines; LITEMPO-2, para Gustavo Díaz Ordaz; y LITEMPO-8, para Luis Echeverría. Por cierto, le doy los nombres de otros colaboradores contratados por la CIA: Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la Dirección Federal de Seguridad y secretario de Gobernación, así como Miguel Nazar, también jefe de la Dirección Federal de Seguridad y pieza clave en la “Guerra Sucia” mexicana… Sólo digo. Mi twiter @raulmandujano.