Pensativo, con una mirada evasiva e incrédula, el periodista lee y escucha las declaraciones de las autoridades federales sobre los ataques de narco criminales en Jalisco, Guanajuato, Juárez y Baja California. Para el presidente, “es una campaña sensacionalista de "desgobierno" por parte de los medios de comunicación, que son alarmistas”; mientras, su secretario de gobernación, una de sus “corcholatas” a sucederlo, argumenta que no es “terrorismo”, sino “propaganda”. Vivir bajo la sombra del terror, es terrorismo pero, qué decir a quien no asume responsabilidades y se escuda “en otros datos”; qué reclamar a quien, ante las huellas de la sangre, responde con daltonismo.
Mire, en México, no existe un solo rincón en el que el crimen organizado no tenga presencia. Es el cáncer que poco a poco extermina a un país que, de su gobierno, sólo recibe paliativos, porque carece de medicamentos para combatir la huella de esta enfermedad y su metástasis asesina y degenerativa que, con Fox, Peña, Calderón y Obrador, o de quién usted diga, se ha ido enquistando, causando diariamente más dolor y más víctimas. El presidente y su secretario son displicentes y evaden, pero olvidan –o eso quieren aparentar- que el crimen organizado no siempre se manifiesta con escenas de guerra, con el ruido de los balazos, la metralla y las camionetas con blindado hechizo, también lo hace en silencio, apoderándose de mercados y negocios, ranchos y localidades, desplazando a gente buena. Usted cree que ¿las narco series exageran?
El mapa del terror
De acuerdo con el informe “México: Organizaciones del Crimen Organizado y el Narcotráfico”, elaborado por el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, son doce las organizaciones “dominantes” en el país. Las primeras: El Cártel de Sinaloa, Los Zetas, el Cártel de Tijuana, el Cártel de Juárez, el Cártel del Golfo, Los Beltrán Leyva, La Familia Michoacana, además de cinco “nuevas”: el Cártel Jalisco Nueva Generación, Caballeros Templarios, El Cártel del Noreste, “Los Viagra” y “Los Rojos”. El Cártel de Sinaloa, hoy “El Cartel del Chapito”, es la más dominante y grande. Mantiene una batalla sangrienta con el CJNG, dedicado a las drogas sintéticas como el fentanilo, y que domina Baja California, Zacatecas, Nayarit, Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Edomex, Colima y Querétaro, mientras que el Cártel de Sinaloa tiene control en Sinaloa, Chihuahua, Sonora, Durango y la Ciudad de México.
Mire, un trabajo desarrollado por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), revela que estas agrupaciones operan en localidades mediante células, con las que han cooptado a cuerpos policiacos locales y federales. Entre las organizaciones de origen y sus células, se cuentan al menos 150 bandas con capacidad de hacerse de armas propias (tanques y fusiles de alto calibre), de matar con gran saña, desaparecer muertos en fosas, extorsionar, secuestrar y traficar con drogas y personas.
El inmenso poder que han alcanzado en México, es solamente comparado con la etapa más sanguinaria del narco terror en Colombia, que entre 1989 y 1993, causó la muerte de miles de soldados, policías, políticos, periodistas y civiles. Pablo Escobar tiene espejos aquí, como Nemesio Oseguera “El Mencho”; Joaquín "El Chapo" Guzmán; Miguel Ángel y Omar Treviño; Mario Cárdenas Guillén; Vicente Carrillo Fuentes; Ismael "El Mayo" Zambada; Los hermanos Arellano Félix; Amado Carrillo y el propio Rafael Caro Quintero, tan disputado hoy por los gobiernos de Estados Unidos y México.
Por eso enoja cuando la autoridad, que no puede combatirlos ni hacerlos “sus amigos”, minimiza la sangre derramada por los cárteles y como siempre, le da vuelta a la página, ahora dando a conocer a dizque narco inmobiliarios… Sólo digo. Mi twiter @raulmandujano.