El presidente del Comité Directivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, ex gobernador de Campeche, se enfrenta a la que puede ser, tal vez, la “gran batalla de su vida”, y no es para menos, está en juego no únicamente su futuro político, sino uno de los más sagrados derechos fundamentales del ser humano; su libertad.
A partir de declinar el apoyo del PRI para que avanzara la malograda reforma constitucional del sector eléctrico, impulsada por el presidente Andrés López Obrador, la cual, buscaba derogar la reforma aprobada en 2013 en el gobierno del ex presidente Enrique Peña Nieto, a través de modificaciones que otorgaban mayor responsabilidad a la CFE (Comisión Federal de Electricidad), sobre la electricidad; “Alito” Moreno, materialmente estaba firmando su sentencia.
Lo anterior se puede entender en la lógica de su condición, ya que, aparentemente el presidente López Obrador contaba con el apoyo del PRI para la aprobación de la reforma que era de su máximo interés, a pesar de que ésta fue objeto de críticas por parte de especialistas y de varios sectores de la sociedad.
La reforma pronosticaba un fuerte encarecimiento de la luz y un irremediable enfrentamiento, por las modificaciones que se proponían, con nuestros más importantes socios comerciales; Estados Unidos y Canadá, ya que contemplaba favorecer a la planta estatal de generación de electricidad y recortar las ventas de energía de proyectos privados que provienen del extranjero; lo que quería decir, que las energías limpias se hubieran visto limitadas al intentar despachar luz eléctrica al país. Con ello, México se colocaba en la antesala de sendos litigios porque hubiese ido en contra de la naturaleza del tratado de libre comercio.
Aún a pesar de que los llamados a la reflexión no se hicieron esperar, por el conflicto que representaba la apuesta del gobierno federal, pues se enfrentaría, no únicamente a las demandas legales que eventualmente interpondrían las representaciones de los socios comerciales del norte, sino que quedarían comprometidos una gran cantidad de recursos económicos para hacerles frente.
Sin embargo, aún a pesar de que la reforma del presidente ya había sido aprobada en lo general y en lo particular por la Cámara de Diputados, se topó con la fortaleza de la oposición en la Cámara de Senadores. No pasó. Lo que provocó el enojo del tabasqueño, quien, además, no guardaba el menor interés por entrar a un debate y convencer a quienes se oponían a la modificación constitucional, porque en apariencia, ya se había dado.
La posición de “Alito” Moreno, se dio como resultado de la integración del bloque opositor a Morena y a la reforma, en especial, a las decisiones autoritarias del presidente, pues había tomado por costumbre, que todo lo que enviaba al Congreso pasaba sin permitir la mínima modificación o propuesta que ofreciera la intervención en la discusión por los congresistas. La orden era enviada a los morenistas por su líder, quienes estaban obligados a hacer lo que se tuvieran que hacer, para que fuera aprobada, en sus términos.
Es decir, los opositores eran borrados literalmente, pero la integración del bloque los fortaleció ante el gobierno lopezobradorista, pues se dieron cuenta que por sí solos, no llegarían muy lejos. Tuvieron que unir fuerzas para, juntos, evitar lo que gran parte de especialistas y analistas pronosticaba, la catástrofe como consecuencia de la modificación a la Carta Magna, pues fue vista como una grave equivocación que llevaría a México a un conflicto de alcances aún de pronóstico reservado.
Los líderes de los principales institutos políticos, PAN, PRI, PRD, con el apoyo de MC, se opusieron a la reforma constitucional, en una decisión sin precedentes, para colocar por delante de las decisiones unipersonales del presidente, a los intereses de sus representados que los favorecieron con sus votos.
Bajo estas condiciones: “Alito” Moreno, a quien López Obrador habría expresado su beneplácito como presidente del PRI, cambió radicalmente de opinión; y es bien sabido que quien se coloca como crítico, o contraviene decisiones del titular del ejecutivo federal, inmediatamente se convierte en su enemigo.
Es lo que hoy ocurre con Alejandro Moreno Cárdenas. Pero es importante señalar que; aun a pesar de tener pleno conocimiento de lo que podría sucederle en el caso de enfrentarse a la voluntad del tabasqueño, valiente aceptó el reto, y apoyó, con todo, al bloque opositor, dejando enmudecidos a aquellos que presumían que el Revolucionario Institucional sería “doblado” por el presidente, ya fuera por ofrecimiento de algún beneficio, o, por amenazas. Ahora bien, de acuerdo a los audios que dio a conocer el propio “Alito”, fue lo segundo.
Bajo esta perspectiva, Moreno ha resentido una serie de ataques de la 4t impresionantes, y el verdugo principal es Layda Sansores, Gobernadora de Campeche, quien, al estilo de la mafia, es la que coloca su dedo en el gatillo para tratar de eliminar políticamente a Moreno, lo que le está dando ciertos beneficios, pues, simplemente en la capital del país, el PRI ha bajado su nivel de aceptación.
Pero, el bloque opositor y “Alito” reflexionan sobre algo aún más importante, fundamental para la vida política y social del país, y es analizar el futuro a conciencia, mucho tendrá que ver el próximo año, sobre todo, el 2024. Si cae “Alito” preso, o aniquilado políticamente, sería tanto como abrir la puerta para que los demás adversarios a López Obrador empezaran por remojar sus barbas, basta observar a Nicaragua y otras partes similares. La fortaleza de los aliados está precisamente en la unión, MC debería pensarlo con mayor cuidado, porque los enemigos del presidente, pueden caer después de “Alito” Moreno, uno por uno.
Entonces, la pregunta sería: ¿cuál es la calificación que corresponde a Moreno? ¿Héroe o villano?
No falta mucho para averiguarlo, los antecedentes de López Obrador y su partido, indican que no dejarán el poder de forma democrática. El originario de Macuspana nunca ha aceptado una derrota en las urnas, y no parece que quisiera empezar a hacerlo a estas alturas, razón por la que arrecia el constante ataque al Instituto Nacional Electoral (INE).
No es poca cosa, la suerte del futuro del país está echada, y puede dar como resultado una profunda descomposición social, todo depende y dependerá, de lo que ocurra en el futuro cercano.
