Muy caliente el sur mexiquense

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Muy caliente el sur mexiquense

Miércoles, 12 Octubre 2022 00:50 Escrito por 
Raúl Mandujano Serrano Raúl Mandujano Serrano Desde el Sótano

Le voy a platicar una historia –dice el narrador de las crónicas del cadalso-, era un 12 de diciembre de aquel 1990. Lo recuerdo no sólo por la celebración a la Guadalupana, sino porque iniciaba mis “pininos” como periodista. Viajamos a Tejupilco en una Combi del “Sol de Toluca” que conducía Julio Ortiz. Julio era fotógrafo. Iba también el otro Julio, Julio César Zúñiga y quien recibiría un premio nacional por sus fotografías. El grupo de periodistas lo completaban Germán García Mandujano y “el Chaplin”, Juan Carlos Lara. Llegábamos al municipio invitados por dirigentes del PRD, entre ellos (si no me falla la memoria), Guillermo Santín y Guillermo Hernández, a quien apodaban El Satán, este último había contendido por la alcaldía y la perdió contra Mario Gabino Ugarte.

            Alguien podría corregirme –sigue con su narrativa el periodista- pero recuerdo que había, en la explanada municipal, quizá unos 150 ó 200 campesinos en plantón frente a la alcaldía. Protestaban por los resultados electorales del 11 de noviembre de ese año. De algún lugar se escuchó una detonación, no supimos de dónde pero la gente corría. ¡Tírense al suelo! ¡Tírense! –Nos gritaban- Yo sudaba por el miedo. Estábamos atrás de una camioneta. La trifulca fue iniciada y ordenada por Leobardo Varela e Israel Villa, decían. A ellos les ganó la candidatura el priista Gabino Ugarte, “quesque” por decisión del gobernador Ignacio Pichardo y su secretario de gobierno Humberto Benítez. Tal vez sí, no lo sé, pero las balas sonaban como zumbidos. La gente gritaba, corría, lloraba...

El saldo del “tejupilcazo”, fue de tres muertos y 69 heridos. Al menos eso reportó la CNDH, dirigida por Jorge Carpizo. Las cifras no impactan tanto como ver tirados en un gran lago hemático, en la plaza, a policías muertos, y al fondo el ayuntamiento incendiado. A un costado, la Iglesia de San Pedro Apóstol, era simple testigo de los hechos. Había un hotel, “Las Brisas”, ahí, en la entrada, una patrulla se incendiaba, y sobre el suelo empedrado, una persona bañada en sangre pedía ayuda.  

No había teléfonos celulares, sólo veía a Julio Zuñiga recostado, tomando fotos, una tras otra. Yo sólo de reojo volteaba. Decían que una compañera periodista, Luz María, había sido lesionada de bala. El origen de la violencia fueron los resultados electorales. El PRI ganó el 60 por ciento de las alcaldías y la jornada fue etiquetada como “fraude electoral”. El naciente PRD había ganado, argumentaban, pero los resultados eran otros. Por ello se convocó al “mitin por la Defensa de la Democracia”, encabezado por los dirigentes Heberto Castillo y Samuel del Villar. Ese era el motivo de nuestra presencia. Dábamos cumplimiento a órdenes de trabajo. Yo me gané media semana de primeras planas  en el Financiero.

No ha dejado de estar caliente el terruño sureño

Han pasado 32 años del “tejupilcazo” y la violencia evolucionó. El crimen organizado se adueñó de los caminos del sur. Hoy ya no hay rosas, voces y estrellas, bajo su alto cielo azul. Tampoco pareciera ser sólo la ineficiencia de los tres niveles de gobierno, como señalara el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, Maurilio Hernández. Porque en las curules tampoco se diseñan acciones, sólo hacen grilla y acusan a mi gente del sur de preferir pagar “derechos de piso”.

Mientras sus peroratas culpan al pasado, “Los Caballeros Templarios” y “la Familia Michoacana” extienden sus alcances en el sur, e hicieron presencia violenta en Zacualpan, Texcaltitlan y Sultepec, zonas propicias para el trasiego de drogas y la extorsión. Caray... Mi twiter @raulmandujan

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Raúl Mandujano Serrano

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