Lo dicho, el tema de la salud del presidente Andrés López Obrador apenas representaba un vistazo menor de lo que se iba a empezar a dar a conocer como consecuencia de la intervención de los hackers de “Guacamaya” a los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA). La explicación que salió a dar en su mañanera en favor del secretario de Gobernación anticipa que las revelaciones lo tendrán más ocupado de lo que se imaginó.
El presidente salió al paso tras los señalamientos en contra de su paisano Adán Augusto López, marcado por el mismo tabasqueño como una de sus “corcholatas” para sucederlo en la presidencia de la República. Las revelaciones de los archivos han sido contundentes; Adán Augusto, siendo gobernador de Tabasco, nombró en seguridad pública a personajes que presuntamente están relacionados con el crimen organizado. El mandatario salió a descalificar al mensajero, calificando al secretario de Gobernación como una persona honesta, es ese el argumento único que ofreció.
Sin embargo, de lo que hoy presume el presidente también, se encuentra siendo sujeto al escrutinio social, derivado de lo que ha dado a conocer la periodista Elena Chávez en su libro “El Rey del Cash”, es decir; ¿en dónde se encuentra la autoridad moral para calificar la honestidad, la valiente y la no tanto?
Las filtraciones de los Guacamaya leaks que han sido publicadas en diversos medios de información, ponen al descubierto una serie de contradicciones entre lo que dio a conocer en su momento el gobierno lopezobradorista y lo que permanecía oculto. Choca la información una con otra.
En este sentido, declaró López Obrador que esto es parte de una campaña para golpear a su administración, ¿cuáles serán las pruebas que tiene para sostenerlo? A decir verdad, de botepronto, es muy complicado defender a su segundo a bordo tan solo con su dicho, ya no más, pues la misma información lo deja en entredicho, tan solo basta recordar que insistentemente señalaba que su estado de salud era de lo mejor, y tuvo que aceptar que no lo era tanto, asegurando al mismo tiempo que ya era del dominio público.
No, no lo era, incluso la señorita Vilchis de la cómica sección de “quién es quién en las mentiras” se burló de quienes así lo habían comentado; desde luego, sin ninguna prueba de por medio, únicamente calificó como fake news tal versión, por cierto, dicha sección cada vez se desprestigia más, si es que en algún momento tuvo algo de prestigio.
Por lo anterior, y con los últimos golpes que ha recibido López Obrador, a querer o no, ya no se encuentra tan libre de toda sospecha como lo presumía, pues éstos, dieron exacto en el eje de su base, su honestidad. El Rey del Cash revolvió lo más profundo de la 4t y de acuerdo a como han sido recibidos tanto el libro como las filtraciones por parte de la ciudadanía, tendrá que hacer algo más para recuperar su credibilidad.
Sin embargo, lo anterior cada vez se ve más complicado, pues la soberbia que lo caracteriza y su talante autoritario le dificultarán cualquier forma de reacción, sobre todo, que sea la apropiada, aunque desafortunadamente para sus seguidores continuará haciéndose la víctima.
Por lo mismo, no cae de extraño que se haya rehusado hablar respecto al tema que le cuestionó Dalila Escobar de Proceso, afirmando que se trataba de una campaña en su contra. “Hay muchos ataques de la prensa conservadora, incluyendo a Proceso en nuestra contra. Con ustedes no voy a poder porque es una prensa y medios de comunicación que están dedicados por completo a atacar al gobierno, tienen todo su derecho a informar o desinformar, pero también nosotros tenemos nuestro derecho a replicar”, aseguró.
A pesar de lo manifestado por López, no hizo frente a las preguntas que en una verdadera conferencia no podría haber evitado, o al menos, ofrecer una investigación, pues los señalamientos son demasiado delicados como para dejarlos ahí, como él quiere, en el olvido.
Los presuntos vínculos de funcionarios como Hernán Bermúdez, José del Carmen Castillo y Leonardo Arturo Leyva con grupos criminales, no son cosa menor, no pueden serlo. En diciembre de 2019, fueron designados en las tareas de la seguridad pública de Tabasco, siendo gobernador el hoy secretario General de Gobernación.
Por lo anterior, es importante esclarecer los nexos que vinculan al ex gobernador con quienes aparecen en los reportes de la Sedena inmiscuidos con grupos criminales. ¿En manos de quién se encuentra la seguridad de esa entidad? ¿Será éste el único Estado? Son preguntas que requieren una respuesta por parte del ejecutivo federal.
No basta ya con salir a negarlo todo, hacerse la víctima y acusar a la prensa de pretender golpear al gobierno por supuestamente no estar de acuerdo con la transformación de la vida pública del país, cualquier cosa que eso quiera decir. Menos aún llamarla hampa del periodismo.
La periodista de Proceso con todo su derecho, que no es concesión por voluntad de López Obrador, realiza su labor, y lo menos que merece es una posición del gobierno, y si se supone que él todas las mañanas rinde cuentas a través de sus conferencias, no es con base en ofensas y en regaños como debería responder, menos aún, viniendo de quien se dice ser demócrata.
Al presidente se le junta el mandado, no hay resultados, no hay avances en los temas en los que empeñó su palabra serían su prioridad, se encuentra contra las cuerdas y únicamente le restan dos años de mandato, pero él dice que tiene derecho de réplica.