En nuestro país la violencia familiar sigue siendo la que tiene para las mujeres una mayor consecuencia en su desarrollo físico y emocional y que para la sociedad, al ser de las más normalizadas, sigue dejando muchas muertes de mujeres en la impunidad.
La violencia familiar escala y lo que inicia como celos poco a poco va creciendo y posicionándose dentro de la vida familiar, las mujeres que viven en pareja, sin necesidad de un matrimonio formal, son sometidas a un control emocional que termina en violencia física y sexual que vulnera su libertad y las somete a un control absoluto.
La violencia familiar es la que hasta hoy carga una gran mancha de impunidad y falta de seguimiento por parte de las autoridades y es que aunque muchas mujeres llegan a las denuncias, estas no tienen un acompañamiento adecuado que permita que estas lleguen al poder judicial y las denuncias en el ministerio público suelen amontonarse y archivarse.
La falta de seguimiento en la que muchas veces como en todos los delitos contra las mujeres, se suele culpar a las víctimas o del desistimiento por parte de estas, es si no la consecuencia de un acompañamiento legal, psicológico y sobre todo social que hoy no existe para estas mujeres y es que aunque existan instituciones que respalden a las mujeres con una atención de primer contacto e incluso con acompañamiento jurídico, la falta de un acompañamiento económico y psicológico puntal deja a la mayoría de las víctimas en una indefensión y vulnerabilidad.
Las mujeres que denuncian esta violencia lo hacen contra la voluntad de sus familias, que aunque ven el maltrato, están sometidas a una estructura patriarcal que las obliga a ver al padre de sus hijos o a sus parejas como un compañero para toda la vida, por eso la impunidad más grande que existe para esta violencia que poco a poco escala y puede terminar en un feminicidio, es la impunidad social.
La impunidad social que se queda callada frente a una discusión en el espacio público de una pareja, la impunidad social que escucha gritos y golpes en la casa de algún vecino y no interfiere, la impunidad social que juzga a las mujeres que no continúan con sus procesos jurídicos en lugar de ofrecerles una mano, está es la impunidad más grande, en la que todas y todos participamos, en la que las instituciones no han querido intervenir sobre reestructuras sociales, por eso el llamado urgente en este mes, y todos los meses que se conmemoran los días naranjas, de unirnos contra las violencias, de unirnos para combatir la impunidad que juntos hemos construido, la urgencia de ponernos los #LentesVioletas y empezar a respaldar a todas las mujeres y empezar a juzgar a los agresores, la urgencia de dejar de callar esta violencia que mata y lo hace con el respaldo de nuestro silencio.