Mientras degusta de su café matutino, el periodista recuerda esa Toluca de los 70’s. De la mano de sus padres, caminaban para llevar a reparar los zapatos de piel, de auténtica piel, ya sea de las suelas o la lengüeta, quizá cordones o hasta una entintada. Que brillaran. Y habría que formarse en “La Queretana”, que se ubicaba en la calle de Juárez, casi esquina con Hidalgo, en el mero centro de Toluca. Iban muchos tolucos a arreglar los mocasines porque, en la ciudad, se caminaba, y que mejor que con los zapatos bien lustrados.
Era común perderse, sobre todo los niños. Era un mar de gente. Salían con su “mandado” del “Mercado 16 de Septiembre”, que antes se encontraba en el hoy Cosmovitral. Si había chance, la gente se tomaba un “alipús” en “La Flor de Mayo” o “La Madrileña”, para luego continuar su camino al otro mercado, el “Hidalgo”, frente a la Alameda, sobre la calle de Hidalgo, y después a “tomar” el camión caminando hacia Lerdo, sobre los Portales, en los que abundaban “las bomboneras”, llenas de abejas por tanto dulce artesanal. Pese a tanta pobreza, “éramos muy felices” –dice-.
¿Valientes?
Desde hace unos días, alguien utiliza como lema “valientes” pero ¿sabe usted quiénes si lo son? Le diré, son aquellos que como usted, han sobrevivido trabajando años y hoy deben formarse y casi “mendigar” una pensión que se ganaron; que son honorables y no se hicieron delincuentes. Lo son todas esas mamás que llevan a sus hijos a la escuela y lo hacen “peleando” para que se los inscriban y les den un lugar en esa escuelita en la que cada butaca está “apartada” para “influyentes”; que con muy poco compran útiles escolares o su “mandado”, sin ser beneficiarias de “una tarjeta” o despensas de programas sociales manipulados por vividores que las dan a miembros de sus asociaciones políticas.
Valientes son esos padres de familia que a diario andan en bicicleta o a pie, o en camión, y lo hacen desde la madrugada para ir a trabajar en una fábrica, mercado, o una construcción, o que te “bolean” los zapatos, los de mirada triste disfrazados de payasos, o los voceadores, los comerciantes de verduras y frutas que no pueden entrar a un mercado a vender porque, pseudo líderes de la zona o inspectores municipales los extorsionan y tienen que buscar alguna calle o colonia para vender su mercancía; o los que duermen sobre cartones en la banqueta, mientras esperan informes de su familiar internado en un hospital público… o quienes aún enfermos, deben aguantarse el dolor para “seguir”.
Son aquellas y aquellos que no pueden ir a tomarse una foto con la candidata para presumirla en sus redes sociales; que no tienen tiempo para ir a mítines de partidos políticos para recibir una gorra, una playera o una bolsa, porque no tienen trabajo y deben buscarlo para llevar un pan a su familia. Aquellos a los que la delincuencia les “robo” lo poquito que tenían, o a los que les “mataron” a un familiar, y ahora deben suplicar ayuda a policías o ministerios públicos que irresponsablemente les piden a cambio dinero…
Jueguen limpio
“Cuando el poder del amor sobrepase el amor al poder, el mundo conocerá la paz”, decía Jimi Hendrix… Me parece –refiere el periodista- que la felicidad en tiempos electorales debe estar alejada de necias venganzas y devolverle la tranquilidad a esas personas que si son valientes. Que la salud no sea una burla, la seguridad un humorismo, ni el desempleo y la pobreza una estrategia… Jueguen limpio… Mi twiter @raulmandujano