Hablaremos de un icono en el deporte local, mexiquense y nacional, que desde chico se abocó a jugar y jugar, llegando a formar en el año de 1978, las fuerzas infantiles de Potros Salvajes, mediante un convenio con la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex); él se llama Luciano Nava Batta el famoso y conocido en todos los ambientes sociales como el Pitillo.
Luciano Nava Batta nació en Toluca, capital del Estado de México, una calurosa tarde de octubre (14) de 1944, su padre, don Luciano Nava Archundia, originario de Toluca, comerciante que durante varios años vendió telas en el antiguo mercado 16 de septiembre, cuando operaba en lo que ahora es el famoso Cosmovitral de Toluca, su madre, Doña Guadalupe Nava Gutiérrez, originaria de Jalisco, dama de excelsas virtudes, fue una mujer dedicada a las labores del hogar y a la crianza de sus cinco hijos de nombre: Luciano, Roberto(qepd), Teresa, Isabel y Guadalupe.
Su infancia la vivió primero en la calle de Cura Merlín, por el rumbo del actual Palacio de Gobierno, trasladándose después a la calle de Filísola y terminando su niñez y juventud en el callejón del Ratón, Barrio de la Merced; callejón entre el Jardín de los Hombres Ilustres e Instituto Literario (otrora Constituyentes), teniendo como vecinos al conocido y estimado periodista y editor recién fallecido don Rafael Vilchis Gil de Arévalo, a la conocida familia Villicaña (Emmanuel, Benjamín, Daniel, Héctor y Abel) y doña Elisa Garduño viuda de Ortiz entre otros.
Siguiendo en una cálida y entusiasta platica, en su despacho, me comenta el Pitillo, una anécdota de su niñez, estamos hablando de cuando tenía unos 10-12 años; viviendo en el Barrio de La Merced, le quedaba cerca la fábrica de la Coca Cola ubicada en ese entonces en Paseo Colón esquina con Venustiano Carranza (Glorieta del Águila); se iba con los amigos del barrio hacia la misma fábrica a robarse las corcholatas de los envases para poder cambiarlas por las figuras de Walt Disney para pintarlas, ya que estaban de moda en esa época. (travesuras de niño). Añorados años.
Comentando otra anécdota más, que yo recuerdo con gran nostalgia de mi adolescencia, y mis lectores de las décadas de los 60´s y 70´s; recordarán a los famosos 3 hermanos y estudiantes originarios de Panamá; los Panameños una dama de nombre Gloria estudiante de la escuela de enfermería y dos varones de nombres Roberto empezando a estudiar la licenciatura de medicina (en ese tiempo muy reconocida esta escuela a nivel Internacional, con una matrícula muy extensa de origen sudamericano) y cambiándose después a estudiar Letras y uno de los fundadores del TunAstral A.C. y Orencio estudiante de la carrera de Leyes y jugador de basquetbol, recordamos el Pitillo y un servidor que estos hermanos varones eran famosos por su constitución física pesaban más de 140 kilos.
Nava Batta desde pequeño se caracterizó por su altura, en comparación con el resto de los de su edad en su fisonomía extremadamente delgado, de ahí el apodo de “Pitillo”, que en realidad es un modo con el que en Italia y Argentina se les nombran a los cigarrillos; “Flaco, flaco, y largo, largo”, así era Luciano desde niño, cual “Pitillo”.
La infancia de El Pitillo Nava fue como la de muchos tolucanos de la década de los cuarenta: feliz, sana, alegre, en una incipiente ciudad que se enfilaba al desarrollo social y económico, pero que no perdía su aire provinciano, no podemos dejar de mencionar su clima frío, pero también orgullosos del icono de nosotros los toluqueños, nuestro guardián el volcán Xinantécatl.
Dentro de esta gran década, el ambiente se daba para jugar, jugar y jugar para todos los menores de edad y para la juventud, ya que no había grandes actividades que realizar, a parte del desarrollo económico que imperaba ya en nuestra Toluca.
Es así, como Luciano desdé pequeño, se adentra en el ramo deportivo, comenzando por el fútbol soccer, en el que muchos de su época llegaron incluso a convertirse en profesionales.
Cuando Luciano nació, sus padres vivían en lo que ahora es la calle de Bravo Norte, a espaldas del actual Palacio de Gobierno, por lo que su primera escuela fue el jardín de niños Federico Fröébel, ubicado en un inmueble que tiempo después ocupó una guardería de lo que actualmente se conoce como el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
Posteriormente realizó la primaria en la escuela Justo Sierra, que ocupa la parte posterior de lo que ahora es la sala de conciertos Felipe Villanueva, y que anteriormente fue el auditorio de esa institución educativa, que tiempo después se convirtió el conocido cine Justo Sierra; hoy en día, reitero luce la flamante Sala Felipe Villanueva, construida en la administración municipal, del buen amigo Ingeniero Agustín Gasca Pliego.
De ahí pasó a la Secundaria número 1 Miguel Hidalgo y Costilla de Toluca, teniendo como compañeros al licenciado Alfonso García García gran empresario en el ramo Hotelero, Fernando Zenil Moran y Manuel Miembro Mercado entre otros; esta secundaria, cuna de grandes personajes a nivel local, estatal y nacional: (Juan Carlos Padilla Aguilar, Enrique González Izunza, Emilio Chuayffet Chemor, Juan Guerra Abud, Arturo Pérez, Melchor Dávila Maldonado, Alejandro Ozuna Rivero, Alexander Nemer Naime Libien, Guillermo Ortiz Solalinde, Malena Moreno Ortiz, Patricia Figueroa Barkow, Graciela Hernández Solalinde entre otros; ubicada entre el templo de Nuestra Señora del Carmen y el Museo de Bellas Artes.
Ya para entonces la familia Nava Batta se había asentado en el Callejón del Ratón, del que, hasta la fecha, Luciano se siente orgulloso.
Para el Pitillo su idea original era ser Ingeniero Petrolero y llegar a una planta petrolera en la zona sur derivado de que dedicaba gran parte de su tiempo al deporte, por lo que tuvo que recomponer el camino e ingresó a la Facultad de Jurisprudencia (hoy Derecho), desde que ésta operaba en el actual edificio de Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) y después de dos años de estar en el edificio central de rectoría; se traslada la facultad al cerro de Coatepec, en lo que ahora es Ciudad Universitaria y teniendo como compañeros a: Víctor Mulhia Melo, Jorge Reyes Santana, Rene Santín Villavicencio, Carlos Salazar Arellano y Jorge Gallegos Mendoza.
El Pitillo termina su carrera en el año de 1967, e inmediatamente contrae matrimonio con la señorita Olga Sierra Domínguez (siendo sus padrinos mis bien recordados y queridos padres Juan de Dios Ozuna Pérez y Pilar Rivero de Ozuna), durando cuatro años sin titularse y trabajando como secretario en Averiguaciones Previas de la entonces llamada Procuraduría General de Justicia, Luciano combinando el trabajo y la etapa de mayor desarrollo deportivo en el basquetbol, primero en equipos privados que participaban en la Liga local, desde la cual se integró en diferentes ocasiones a la Selección del Estado de México por sus grandes capacidades de juego. A pesar de ya ser parte de la Universidad, él se negaba a jugar con el equipo de la máxima casa de estudios de esta entidad, hasta que, casi a fuerza, echándolo todos los días a las siete de la mañana a la alberca universitaria, lo convencieron de integrarse a la escuadra auriverde.
Como jugador de la UAEMex lo ganó prácticamente todo y a partir del año 1962 fue constantemente seleccionado estatal de basquetbol, y posteriormente lo invitaron a integrarse al equipo que fundó “Potros Salvajes”, escuadra de futbol americano cuya fundación apoyó el ex gobernador Gustavo Baz Prada, como una forma de reorientar las inquietudes estudiantiles que en ese entonces derivan constantemente en enfrentamientos entre los universitarios y los elementos de la policía estatal. De hecho, el primer entrenador de los Potros Salvajes fue el mismo director de Seguridad Pública estatal, Manuel Calero.
El Pitillo, fue el primer quarterback de los nacientes Potros Salvajes, equipo al que llegó a dirigir el famoso Alberto “El Chivo” Córdoba, de quien toma su nombre el estadio universitario de CU, allá en el cerro de Coatepec. Cuando “El Chivo” Córdoba dejó a los Potros Salvajes, Luciano “El Pitillo” Nava fue quien lo sustituyó, convirtiéndose en el primer entrenador en jefe de la escuadra, 100 por ciento toluqueño.
Este paso como entrenador, me comenta Luciano, lo pudo realizar por el amparo del entonces Oficial Mayor de Gobierno del Estado, licenciado Arturo Martínez Legorreta, quien lo apoya en que el Procurador General de Justicia licenciado Miguel Galindo Enciso, le diera permiso tres meses con goce de sueldo para entrenar a los Potros Salvajes y aprovechando el momento realiza su tesis y obtiene el anhelado título.
La historia del fútbol americano en Toluca no puede relatarse sin pasar por la vida de Luciano Nava Batta, quien ha dedicado sus mejores años a la formación de ese deporte, para el cual creó en 1978 las fuerzas infantiles de Potros Salvajes, mediante un convenio con la Universidad Autónoma del Estado de México, que el mismo Martínez Legorreta funge como primer presidente del mismo Patronato con apoyo de Amador Andrade y Juan Salas; este convenio permitiría a los infantes toluqueños el uso de sus colores y nombre, lo que se mantuvo hasta el año 2000, cuando la administración central decidió dar por terminado el convenio.
Sin embargo, el Pitillo, en su interminable esfuerzo por fomentar la práctica deportiva entre los menores y jóvenes como una forma práctica de evitar conductas antisociales y enfermedades como el sobrepeso y la obesidad, decidió fundar ese mismo año 2000 la organización Potros Toluca A.C., la cual hasta ahora existe convertida en una escuela de iniciación al fútbol americano, de la cual han egresado decenas de prospectos para los equipos representativos de Toluca en el máximo circuito nacional que es la Organización Nacional Estudiantil de Futbol Americano (ONEFA).
Son decenas de generaciones que deben buena parte de su formación personal y deportiva a Luciano, un toluqueño ejemplar que ha brindado cuerpo y alma al objetivo de que Toluca tenga una niñez y juventud alejada de la drogadicción, el alcoholismo y víctima de enfermedades que conllevan a la muerte.
El Pitillo en la actualidad, sigue felizmente casado con doña Olga Sierra Domínguez de Nava, procreando a tres hijos de nombres Karina Ivonne, Leonardo (qepd) y Adrián.
¿Con gran nostalgia recuerda a su hijo de nombre Leonardo y le pregunto el porqué de ese nombre?
Contesta: Su mejor amigo desde niño para Luciano ha sido el conocido deportista Leonardo Lino Velázquez, y me platica que desde la adolescencia se comprometieron al que se casara primero y tuviera un hijo varón, le iban a poner el nombre de cualquiera de los dos, siendo Luciano el que primero contrae matrimonio y este hecho los volvió a parte de la gran amistad, compadres. (amistad verdadera).
Sea este un sencillo pero sentido homenaje en vida a un ejemplar toluqueño, abogado de profesión, pero deportista por amor, a quien muchas mujeres y hombres deben la valiosa posibilidad de haber tenido en el futbol americano, basquetbol y futbol soccer, una alternativa para el desarrollo integral y que gracias a ello hoy son personas de bien que han contribuido al engrandecimiento de nuestra sociedad toluqueña.
Agradezco al buen amigo Luciano Nava Batta el Pitillo, la oportunidad de poder platicar con él y nutrirme del deporte (basquetbol, futbol soccer y futbol americano) de las décadas de los 60´s, 70´s y 80´s de nuestra ciudad y entidad; en donde también mencionamos a grandes personajes de la vida política de nuestro estado y, por hacerme sentir y vivir esos grandes recuerdos de mi niñez, esperando que las nuevas generaciones lean y aprendan de un baluarte y humanista del Estado.