El pasado domingo 26 de febrero, 500 mil mexicanos gritaron en más de 110 ciudades en el mundo, “mi voto no se toca”. Se entonó el himno nacional con una emoción que cimbró la Plaza de la Constitución. Antes se había declarado en voz de Beatriz Pagés, la directora de la revista Siempre y el ministro en retiro José Ramón Cossío que estábamos ahí para defender el INE, no el proyecto político de un solo hombre.
La concentración apoyó a los ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia en el fallo que habrán de dar sobre las modificaciones a las leyes electorales que podrían favorecer que el gobierno se apropiara del INE, el que desde hace 33 años es ciudadano.
El evento despertó sentimientos intensos de hombres y mujeres libres que se expresaron en una ciudadanía con una conciencia social desarrollada, crítica, madura y con peso e influencia internacional. Lo que pasa en México resuena y repercute en otros países. Para bien o para mal somos cara de América Latina.
Medios y organizaciones internacionales señalaron los riesgos que el llamado Plan B y las modificaciones a los artículos representan y atentan contra la democracia mexicana y el INE.
Las reacciones de la autoridad, en especial de la Corte, en la deliberación, juicio y veredicto que emitan sobre las modificaciones definirán el futuro de México. En voz de José Ramón Cossío atentan contra la autonomía de los órganos electorales que dan equidad y certeza al INE y a la ciudadanía. Son inconstitucionales.
Estuvieron abuelos, hijos y nietos para apoyar a la SCJN y para recibir la estafeta de quienes vienen luchando desde hace cuarenta años por vivir en democracia para llegar el domingo 26 como hombres y mujeres libres.
Beatriz Pagés y José Ramón Cossío llevaron al clímax el evento cuando se cantó el himno nacional. Se habrían de corear también tres goyas y tres huélums por el acoso que viven la UNAM y el Politécnico.
La Plaza de la Constitución, corazón de México, se llenó para decirle a quien debe escucharlo que ya es hora de recuperar al país en paz para que las futuras generaciones lo vivan con libertad, con oportunidades y desarrollo: democráticamente.
