Después de haber sido expulsado por segunda vez en el torneo, el técnico del Toluca, Hernán Cristante Mandarino, acusó a los árbitros de tener una premeditación con sus jugadores, de llegar a los Juegos de los Diablos con prejuicios sobre algunos futbolistas señalados de problemáticos.
El problema aquí no es el prejuicio de los árbitros sino la realidad de este Toluca que es uno de los equipos más indisciplinados del fútbol mexicano; en siete juegos del torneo de liga llevan cinco expulsados, siete tarjetas rojas si se suman las dos veces que el propio Cristante se ha ido antes de finalizar los partidos.
Con esos números es complicado no etiquetar de conflictivo al equipo, no se ayudan, con cada reclamo a los "nazarenos" solo abonan al estereotipo que se les colocó desde antes de iniciar el torneo, debido a que en un solo vestidor pusieron a futbolistas con antecedentes de indiciplina dentro y fuera de los campos de juego.
Cristante dice que los árbitros no tienen sensibilidad futbolística, que su reciente expulsión fue porque le dijo al árbitro que lo estaba perjudicando al sacarle tarjeta roja a Ángel Reyna cuando faltaban par de minutos para finalizar el juego ante Puebla. El técnico de los pingos debe entender que los sibalntes no están para cumplir deseos ni para ser sensibles o revisar en que minuto sacan una tarjeta, están para aplicar el reglamento, para marcar lo que ven, no para conversar sino para garantizar justicia en el terreno de juego.
Por cierto, generalizar y culpar a los medios de comunicación por haber creado ese prejuicio de equipo problemático me parece que es querer evadir la realidad, hay antecedentes en muchos de sus jugadores que llevaron a esas aseveraciones, si bien ahora han demostrado estar más concentrados en el futbol, también es un hecho que hasta que no borren esos antecedentes con logros deportivos seguirán con apodos o calificativos de problemáticos, y por ahora las muchas tarjetas en el torneo no ayudan a cambiar esa percepción.