Hace algunos meses escribí, en este mismo espacio, que las alianzas electorales son muy distintas a una simple suma de resultados electorales. “En política hay sumas que restan y restas que suman”, reza uno de los más viejos adagios políticos. Aquel artículo lo escribí, debo confesarlo, como reacción al anuncio de la materialización de la Coalición “Va por el Estado de México”, conformada por PRI, PAN, PRD y NA rumbo a la elección de gobernador mexiquense, pues la idea del anuncio era dejar sentada la idea de que con base en los resultados de elecciones anteriores bastaría el ejercicio aritmético de sumar los resultados para que se prefigurara a la triunfadora de la contienda.
Sigo pensando lo mismo respecto a los estudios de prospectiva electoral, puesto que hemos construido una nueva ciudadanía que se aleja, cada vez más, del sistema corporativo y de la coacción. Hoy el ciudadano acude a las urnas, sin lugar a dudas, con mayor libertad y eso da como resultado un electorado mucho más informado y que suele utilizar el sufragio no solo para votar a los candidatos, sino que también constituye un referéndum hacia los partidos políticos.
La elección de gobernadora del pasado 4 de junio dejó muchas enseñanzas pues, los estrategas de ambas coaliciones fueron muy eficaces en la ofensiva y muy deficientes en su retaguardia o bien, el electorado empieza a tener una conducta diferente.
Digo lo anterior, pues a la vista de los resultados y la numeralia electoral arrojan que Morena no ganó con la contundencia que habría mostrado en procesos anteriores, pero a la vez sorprendió a sus contrarios arrebatándole prácticamente todo el norte y sur de la entidad.
Por su parte la alianza encabezada por el PRI se acercó significativamente en varios municipios del oriente mexiquense, bastión de Morena desde su fundación. Lo cierto es que a diferencia de unos y otros yo creo que Morena ha logrado tener un voto muy homogéneo en la entidad. Lo sucedido en 2021 no fue más que el reflejo de malas decisiones políticas en los procesos de selección de candidatos y una febril utilización de la reelección como instrumento electoral.
Los resultados de la pasada elección reflejan una buena participación electoral que ronda 50% del electorado, misma que resulta suficiente para legitimar política y jurídicamente la elección. Asimismo, es de destacar que la ganadora de la elección, la maestra Delfina Gómez, se ha alzado con la victoria con más de 3 millones 300 mil votos lo que la convertirá en la gobernadora más votada en la historia de la entidad.
Todo lo anterior me hace suponer que los estudios de prospectiva electoral que se han realizado en los que se toma en consideración el supuesto voto duro se han venido abajo y no toman en consideración el conjunto de fenómenos políticos que hay alrededor de los procesos electorales. Esos estudios presumen que los ciudadanos, como sucede con el ganado, están marcados con el hierro de sus dueños.