Para continuar con el tema recordemos la aportación del estratega Miguel Ángel Ordóñez de Neurovoto sobre cómo entender el proceso que se avecina: primero, habrá dos tipos de electores, quienes castigan con su voto al gobierno por la falta de resultados y quienes lo premian por los beneficios que reciben. Además, dice Ordóñez, será la elección más polarizada y tenemos que organizarnos para salir bien de ella. Yo agregaría que tenemos que disciplinarnos.
Ordóñez estima que de los 95,637,183 de mexicanos que están en la lista nominal, podrían salir a votar entre el 57.9% y 58.5%, es decir, entre 55.3 y 56 millones de electores aproximadamente. Ahora, analicemos por grupos económicos. La clase alta representa 6.5 millones de electores y de ellos se estima votarán el 45% o sean 2.9 millones de votos. Estos electores son el sector sin preocupaciones. El futuro del país les da lo mismo y se acomodarán tranquilamente con el que resulte electo, así que la elección les es poco atractiva.
En la clase media la situación es diferente. Nuestro estratega estima que rondan 38.4 millones de electores y que podrían alcanzar una participación del 66%, en otras palabras, 25.3 millones de votos posibles. Y la base de la pirámide conformada por 50.6 millones de electores, es decir el 54% de la lista nominal y una votación estimada de 27.3%. Estos datos muestran que, como está de moda decir: “hay tiro” en estos tiempos electorales.
Respecto al perfil de los electores que pueden dar un voto a los opositores, es fácil definir que son quienes se sienten indignados por la falta de resultados del gobierno federal y vaya que será sencillo encontrarlos. Suelen ser ciudadanos informados e interesados en cuestiones políticas, pueden también ser arrepentidos de haber votado por Andrés Manuel, son electores que perciben que las cosas no están bien y que se requiere un cambio, quienes no reciben programas sociales y están preocupados por el deterioro de su calidad de vida, incluso por la situación económica incierta y que puede empeorar. Si Morena ganara ellos perderán la posición que con mucho esfuerzo han alcanzado.
La elección está en pleno vuelo, aunque legalmente inicie hasta septiembre, el proceso se adelantó con una legalidad cuestionable, de hecho, creo que lo mismo estará pasando en los procesos locales. Y ya metidos en la dinámica electoral, es menester convencernos de que Morena no es invencible. Más aún, aceptemos el gran impulso con el que el Frente Amplio por México inició sus actividades, que coincide con el afortunado despegue que tuvo una de las aspirantes, Xóchitl Gálvez, quien prácticamente se robó la atención de los medios y dejó en segundo plano la agenda de las corcholatas. Y también está la embestida que el presidente nos propina casi a diario para tratar de reposicionar sus temas, no obstante que el país sea un hervidero de inseguridad, López ha inducido que se adelante la sucesión para no hablar de temas sensibles socialmente.
Es también un gran reto que en el Frente Amplio se mantenga la unidad y, como se vislumbra una fractura de MC, algunos disidentes de Dante Delgado pudieran sumarse a este bloque opositor. Así, dice Ordóñez, que el triunfo no es la suma de votos, sino más bien una suma de acuerdos políticos.
En el caso de Xóchitl es muy significativa la estrategia disruptiva que la caracteriza y que ahora utiliza en la comunicación de su aspiración. Llega en bicicleta al registro, va a “Dos Bocas” con un bidón para evidenciar que López Obrador no cumplió su promesa. Ha tenido la agilidad de utilizar a su favor las denostaciones del presidente, como cuando la tachó de vendedora de tamales y ella posicionó el hashtag “#TamalLa4t” y sus seguidores emplean la inteligencia artificial para presentarla. Con todos estos elementos, ha generado una campaña de contraste, muestra su combatividad y amenaza rebasar a los oficialistas en un tiempo récord.
La marea rosa de ciudadanas y ciudadanos que recientemente defendieron al INE y a la Suprema Corte, sin duda, debe hacerse presente, ante la evidencia del desgaste de los partidos y de sus dirigentes, su fuerza les ha arrebatado la agenda desde el inicio de este proceso.
Arranca bien el Frente Amplio. Solamente por citar un ejemplo, el reporte que hace Prospect Factory empresa dedicada al marketing digital y que comprende del 1 al 7 de julio, del total de menciones analizadas, 762 mil destacan como la principal noticia “AMLO hace mofa de Xóchitl Gálvez por transportarse en bici”, esto permitió a la aspirante abarcar el 60% del espectro de las redes sociales, muy por encima de Claudia Sheinbaum con 12% o de Santiago Creel igual con 12%. Con lo anterior, según Benchmark, Xóchitl incrementó su presencia en 121%, mientras que Claudia disminuyó 11%, incluso Santiago le permitió incrementar un 199%.
La percepción positiva de los aspirantes del Frente Amplio es también muy clara. Destaca en primer lugar Xóchitl con adjetivos de capaz, competente, experimentada y preparada, más de 570, y luego Santiago con 440 dejando en tercer lugar a Ebrard con 250. Hay, por lo pronto, la impresión de que, de seguir, así la derrota del oficialismo será inminente. Falta ver cómo queda lista la siguiente etapa, en la que cada aspirante deberá recolectar “simpatías” para validar su presencia nacional entre las y los potenciales electores. Por lo pronto, estimada lectora, estimado lector, apúntese en la lista de la o el aspirante que más le simpatice o como ciudadana y ciudadano libre que se espera a ver cómo avanzan, que quiere conocerlos más, pero que votará en el ejercicio de septiembre.
Formemos parte de este histórico proceso de selección. Hace poco más de dos años, a mis lectores de entonces, al invitarlos a votar, les recordaba unos versos de Alberto Cortez: “qué suerte he tenido de nacer para tener la fortuna de ser río en lugar de ser laguna, de ser lluvia en lugar de ver llover”. Siempre nos quejamos porque no hay forma de participar. Tenemos la oportunidad, no la desperdiciemos. Está en nuestras manos. Y sí, podemos ganarle a Morena. Nada está escrito.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.
