En 1982 se decretó conmemorar, a nivel internacional, el mes de agosto como el de la vejez; en nuestro país, a partir de 1998 el 28 de agosto celebramos el Día Nacional del Adulto Mayor, por la importancia que tiene este sector en la cultura, en la integración familiar y en el desarrollo de la sociedad, les comparto algunos datos para la reflexión.
En nuestro país viven más de 18 millones de adultos mayores de los cuales 87.7% vive en hogares donde residen una o más familias y prácticamente uno de cada diez vive solo. De aquellos que viven solos, prácticamente el 70% tiene alguna discapacidad o limitación, el 27.1% presenta una discapacidad y el 42.3% una limitación para realizar una actividad básica como caminar, ver, mover o usar sus brazos o manos, aprender, recordar, concentrarse, escuchar, bañarse, vestirse, comer o hablar, lo que los expone a una situación de vulnerabilidad, debido a que no cuentan con una red familiar que las apoye en un momento de su vida donde su salud o sus condiciones económicas pueden ser precarias.
Es precisamente en esta etapa de la vida cuando los problemas de salud se acentúan por lo que el acceso a un servicio de salud digno y de calidad es fundamental para vivir una vejez digna, actualmente ante la migración a un sistema de salud deficiente, el panorama se torna complejo pues sus apoyos económicos se diluyen entre la compra de medicamentos y el pago de estudios médicos, si a esto sumamos que, con la edad las oportunidades laborales se ven disminuidas, solo 4 de cada 10 adultos mayores son económicamente activos, situación que ante la compleja crisis económica de nuestro país con una inflación histórica en 20 años, la población mayor a 60 años se enfrenta a una compleja realidad en la que simplemente no hay pensión que alcance, para subsistir
Es fundamental que se enfoquen los esfuerzos necesarios para contribuir a disminuir los retos a los que se enfrentan los adultos mayores de nuestro país sobre todo en para garantizar derechos fundamentales como una alimentación sana, variada y suficiente la cual encontraban en los desaparecidos comedores comunitarios y la salud, enfatizando en cobertura, calidad, dignidad de servicios y el acceso gratuito a medicamentos.
Las y los legisladores tenemos la gran responsabilidad de continuar impulsando acciones para que lo establecido en la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, pase de estar plasmado en papel a convertirse en una realidad que se traduzca en que este sector de la población tenga acceso al mismo trato, oportunidades, reconocimiento, goce y ejercicio de sus derechos y libertades fundamentales, retribuyendo así tanta experiencia, amor y cuidados que ellas y ellos han compartido con nosotros.
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