En los últimos días hemos escuchado expresiones lamentables y hemos sido testigos de actitudes miserables del presidente ante una desgracia como la desaparición de cinco jóvenes en Lagos de Moreno. Tristemente, en lugar de solidarizarse con las familias y los mexicanos en general, decidió hacer un chiste y, en la siguiente oportunidad, hacerse la víctima de un “mal entendido”. Personalmente, del representante del “humanismo mexicano”, esperaba que hubiera empezado su mañanera con un comentario empático con las víctimas y sus familias, además de ofrecer su colaboración para apoyar en la búsqueda de los criminales. ¿Esto es un hecho aislado? Yo creo que no, encaja exactamente en el discurso populista.
Sin embargo, como dirían las palabras bíblicas “llegada la plenitud de los tiempos”, léase la sucesión presidencial, proceso que hasta hace unos dos meses parecía resuelto para el presidente, tendrá que enfrentar la realidad que se empeña en negar. Si en junio suponía que controlaría la elección y sólo tenía que apaciguar a sus inconformes corcholatas para legitimar su decisión a favor de Claudia, resulta que ya no es así. Sin duda, en el ambiente flotaba la necesidad de contar con un líder o lideresa para capitalizar el creciente sentimiento anti 4T. Y sucedió que las estrellas comenzaron a alinearse en otro sentido. A pesar de todos los pronósticos en contra, el Frente Amplio por México surgió con el impulso de partidos políticos y, principalmente, de las y los ciudadanos que han protagonizado la llamada “marea rosa”. Los partidos aceptaron, casi tal cual, el método propuesto por organizaciones sociales para determinar un o una coordinadora y el ejercicio ha tenido tal éxito que hoy a nadie escapa que la moneda está en el aire, la sana incertidumbre democrática vuelve por sus fueros y Morena puede perder la elección presidencial.
Juan Ricardo Pérez Escamilla, de Central de Inteligencia Política (CIP), empresa que monitorea los medios de comunicación, dado que representan una manera contundente de permear en las preferencias electorales, nos dice que la dinámica noticiosa ha evolucionado al grado de que, actualmente, Xóchitl es la política con mayor cobertura mediática. El crecimiento de Xóchitl es tan importante que sólo lo igualan las coberturas de Marcelo y Claudia juntas. Así, Xóchitl, entre el 12 de junio y el 6 de agosto, atrajo el 62% de las percepciones positivas y 18% negativas. Sin temor a equivocarnos, se está configurando en la opinión pública la idea de que tiene que ser la candidata de la oposición. Ya despegó y se nota en las encuestas en las que aparece como la mejor posicionada.
Nuestro autor ha comparado a Morena frente a la alianza Va por México a lo largo de varios meses y cita que en enero el espectro mediático estaba en 88% para Morena y 12% para la alianza. La tendencia prácticamente era igual en febrero: 80 vs 20; en marzo: 75 vs 25; en abril: 79 vs 21; en mayo: 75 vs 25; todavía en junio, aunque mejoró la proporción, la distancia era considerable: 61 vs 39. En julio llegó el empate 52 vs 48 y para agosto la proporción cambió a favor de la alianza: 62 vs 38. Y sí, adivinaron, ¿quién acapara las preferencias? La respuesta es simple: Xóchitl Gálvez.
Luis Antonio Espino, en su libro López Obrador el poder del discurso populista nos dice que muchos de las y los ciudadanos se darán cuenta de la realidad que vivimos cuando ésta los alcance y perciban que las expectativas generadas por López no se cumplieron. Entonces, la aceptación caerá y perderá el impulso artificial. Dado que los resultados concretos que se esperaron durante estos años no llegarán, la narrativa de los buenos contra los malos, de los que dicen tener la razón contra quienes nunca la tienen, contrastará cuando se rindan cuentas efectivas. Para López lo importante no es discutir las ideas sino confrontar a las personas. ¿Qué será importante para esas personas?
Cita el autor a Patricia Roberts-Miller y refiere que el discurso populista tiene éxito por ser polarizante porque promete estabilidad y certeza, además de explicar que un grupo externo, en nuestro caso los neoliberales y/o conservadores, son culpables y serán castigados por un grupo interno (el suyo). Roberts-Miller añade que esto se explica porque los populistas necesitan 1)tener un grupo interno que les da identidad, 2)sostener que los malos del cuento son todos “los externos” y 3)asegurar que el grupo interno señala el nivel de castigo que debe imponerse a los externos.
Con lo anterior, permítanme citar de memoria a Mahatma Gandhi en un discurso ante el Congreso: hay gente que tiene odio en sus corazones (contra los británicos) y están disgustados con ellos… es necesario mostrar nuestra firmeza y valor cuando la lucha es nuestra, entonces cada niño o niña será un valiente. Es decir, para pelear la batalla de cambiar a nuestro país y para hacerla nuestra causa tenemos que remover el odio hacia los otros, hacia los diferentes, hacia quienes cotidianamente nos invitan a la violencia. Ellos pueden provocarnos con palabras o con acciones, incluso con omisiones, pero no podemos caer en el juego de la violencia. El México al que queremos llegar no lo merece.
En el libro de Resistencia civil contra los autoritarios del siglo XXI, César Rodríguez Garavito uno de sus autores, refiere que los populistas son antidemocráticos, pero se valen de las elecciones democráticas para llegar al poder y hasta utilizan el lenguaje de la democracia para minarla cada vez que pueden.
Son tiempos de resistencia y creatividad. Si revisamos las campañas en países donde los populistas han sido derrotados, encontraremos a Ate Ilyas Bassoy, director de campaña que en 2019 ganó la alcaldía de Estambul al poderoso partido de Recep Tayyip Erdogan, con una estrategia a la que nombró “el amor radical”. Sonaba más bien a líder espiritual, pero su objetivo era, en lugar de emular la estrategia populista de odio y división, impulsar a líderes como Ekrem İmamoğlu, quien se convirtió en un antídoto con mensajes de empatía y de esperanza. En lugar de intimidar con una actitud agresiva y prepotente de la fórmula antipopulista más conocida, pudo reconocer y tender puentes con los temores y preocupaciones de la otra mitad de la población. Allí está nuestro reto, empecemos por evitar cualquier actitud violenta en nuestra vida cotidiana.
Ellos, quienes nos invitan a la violencia, pueden ser derrotados y lo saben. La violencia en sus discursos busca provocarnos, si caemos en su juego, sólo generaremos mayor confrontación y violencia. Por eso es fundamental que nos preparemos para la lucha no violenta. Estimadas y estimados lectores, les pido a todos aceptar esta lucha por la democracia como una constante en su vida. Cada una, cada uno podemos contribuir con algo, por mínimo que parezca. Si se registraron en el Frente, participen activamente y acudan el tres de septiembre a darle un mejor destino a nuestro futuro. Está en nuestras manos.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.
