De acuerdo con las últimas cifras dadas a conocer por el Banco de México y por las principales calificadoras internacionales el pronóstico de crecimiento para nuestro país se ha ajustado al alza para alcanzar, de acuerdo con todos los pronósticos, un crecimiento del 3.1 por ciento en 2023.
Después de haber superado la pandemia y sus durísimos efectos económicos, México se ha caracterizado en el concierto internacional como uno de los países con mayor crecimiento económico afianzado, dicho por los principales organismos internacionales, por su disciplina presupuestal y fiscal.
Sin lugar a dudas la estrategia de afianzar el gasto gubernamental en infraestructura y en inversión productiva, ha generado una profunda derrama económica que ha sido acompañada por el seductor privado que ha invertido en por lo menos tres grandes paquetes de inversión en infraestructura concesionada, con lo que no solo no se ha detenido la economía, sino que se ha logrado impulsar.
Desde hace varias décadas no se había visto, por ejemplo, que se haya hecho un reparto de utilidades tan amplio como en esta administración, como tampoco se había implementado una política tan intensa y exitosa para recuperar el poder adquisitivo del salario y que el mínimo salarial se haya incrementado como nunca en el país.
Sin duda, estos son factores que se han alineado a una política que ha priorizado el crecimiento económico con un fuerte componente redistributivo de la riqueza. Los opositores podrán aducir y hacer señalamientos y están en todo su derecho, pero los números ahí están y se destaca el papel de México en el concierto internacional para ser un destino seguro para invertir y con amplios beneficios para la producción de manufacturas.
El comercio mundial está cambiando y el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador ha logrado sentar las bases para el verdadero desarrollo de nuestro país, entre lo que destaca el crecimiento económico y la redistribución de la riqueza. La desinversión de las grandes empresas en Asia y la modificación de las relaciones comerciales, producto de la pandemia de COVID 19, y la guerra entre Ucrania y Rusia, han determinado la conformación silenciosa de nuevas alianzas y bloques comerciales. Por ello, la inversión en infraestructura como el proyecto transístmico resulta oportuno y vigente, pues colocará en nuestro país como una alternativa para el tránsito y producción de mercancías entre Europa y Asia y también entre las dos costas de Estados Unidos.
Sin duda, este proyecto contribuirá para que en los años por venir se siga por la senda del crecimiento de nuestro producto nacional bruto en beneficio de todos los mexicanos.
