“La primera víctima de la guerra es la verdad”
Hiram Warren
La tierra en que nació el hijo de Dios y confluyen tres religiones, ha sido atacada por Hamás, grupo extremista Palestino, lleno de odio y resentimiento histórico que mata e infunde terror. La reacción del líder israelí, Benjamín Netanyahu se ha dejado sentir en su declaración, en el sentido, de estar listo para asestar un golpe fatal a los de Hamás según se ha sabido. El problema es de origen ancestral, de carácter religioso, territorial que proviene de la terminación de la segunda guerra mundial, en 1945, cuando se crea el estado de Israel en territorio Palestino y los intereses y conflictos que de ello se dan y se agudizan con el tiempo.
La bestia ha vuelto a caminar entre los muertos y masacrados, entre militares y la población civil que trata de huir. Los intereses, así como diversas reacciones pudieron más que una política humanitaria por la que clama el mundo.
El presidente de Israel, Benjamín Netanyahu, pone un ultimátum a Hamás de abandonar el territorio que ocupan e irse al sur de Gaza en frontera con Egipto, lo que significa mover a 1 millón 200 mil personas en horas, con el antecedente 1 mil 300 personas asesinadas en un día, entre ellos, bebés, niños, ancianos, hombres y mujeres y otro tanto de palestinos, en verdaderas escenas dantescas.
Netanyahu, conocido por su política extremista, amenazó apenas el viernes 7 que estalló todo con escalar acciones más duras, cruentas como se ha podido observar en los ataques a Hamás y la eliminación de todo ser vivo de este grupo.
La universalidad de los principios de la ONU sobre los cuales se fundó Israel han perdido su valor; los hechos superan toda declaración, se llenan los espacios informativos con las atrocidades, cuerpos mutilados, devastación: imágenes nunca imaginadas por ningún cineasta del terror.
La Organización de las Naciones Unidas al declarar que es un desplazamiento imposible lo que se exige a Israel, pide el apoyo de los países vecinos, porque advierte que éstos han construido fronteras imposibles de traspasar para que no lleguen a su territorio, los de Hamás. Se hace un llamado a Irán, Egipto, Rusia, China con la mirada aparentemente indiferente de los Estados Unidos.
Es el momento que el Papa se dirija a los pueblos del mundo, que los presidentes de Israel, Palestina, Irán, Egipto, Rusia, China, Estados Unidos, se reúnan (se advierte imposible). Se trata de resolver el conflicto. Ninguna guerra termina bien. Una guerra sabemos cómo empieza, no cómo ni cuándo termina.
