Hoy hablaremos un poco de la escuela de farmacia en el Instituto Científico y Literario de Toluca; su fundación, desarrollo y clausura.
Comenzaremos señalando que en los últimos años del siglo XIX y principios del XX, la medicina de patente casi no existía en México. La mayor parte de los medicamentos en esa época eran preparados por los farmacéuticos en las boticas y resultaban de la combinación de diversas drogas según las necesidades del enfermo.
Entre los pocos medicamentos de patente que a finales del siglo XIX se localizaban en México se encontraban las píldoras rosadas del Dr. Williams, que lo mismo servían para combatir reumas, pues las friegas y bálsamos aliviaban temporalmente, que, para curar la parálisis, pues habían hecho abandonar muletas y bastones a muchos paralíticos según la propaganda comercial, o ayudaban a dormir bien.
La propaganda de las píldoras rosadas a este respecto sostenía que tomar narcóticos es jugar con fuego, pues la morfina y drogas similares solo inducen al sueño de manera temporal.
Otros medicamentos de la misma época son el Pectoral de cereza del Dr. Ayer; o la preparación de Wampole; el pectoral servía lo mismo para mejorar los desarreglos de los pulmones y la debilidad de la garganta, y para dar vigor al crecimiento del cabello, y la preparación de Wampole; elaborada con aceite de hígado de bacalao, hipofosfitos, malta y cerezo silvestre, se utilizaba para el dolor de pecho, la falta de apetito o la debilidad física.
En 1885 se localizan en la ciudad de Toluca siete farmacéuticos: Feliciano Nava (se recibió en julio de 1878), Enrique Trejo (se tituló en febrero de 1880), José Hernández (se tituló en febrero de 1881), Enrique Iglesias (se recibió en octubre de 1881), Servando Mier y Rafael Araujo (titulándose en julio de 1882) y Ezequiel del Moral (se tituló en marzo de 1885). Estos farmacéuticos cursaron su carrera profesional en el Instituto de Toluca entre 1875 y 1882 en que se impartió dicha carrera.
La carrera de Farmacia se fundó en el Instituto Científico y Literario del Estado de México en el año de 1875 y desde la fecha de su establecimiento hasta el año de 1882 se recibieron once profesores de Farmacia que además de dedicarse a las labores propias de la profesión realizaban análisis teóricos diversos, contribuían como peritos químicos en cuestiones judiciales, llevaban a cabo la clasificación de ejemplares para algunas exposiciones, ocupaban puestos directivos en varios establecimientos y dos de ellos fueron secretarios del Consejo de Salubridad.
La escuela de Farmacia se estableció en el Instituto de Toluca por decreto el 15 de marzo de 1875, de acuerdo con este Decreto el curso profesional debería hacerse en cuatro años; dos años de teoría y dos de práctica que podían realizarse simultáneamente o continuamente, la carrera exigía de estudios preparatorios comprometidos en la Ley Orgánica del Instituto Literario del 19 de octubre de 1872.
El mismo año de 1875 se inauguró la cátedra de Farmacia que se encomendó al profesor Manuel C. Jiménez, que la impartió hasta la clausura de la Escuela. Al año siguiente se abrió la de Historia Natural de las Drogas simples, encomendada al mismo profesor Jiménez, y como complemento indispensable a ambas, la de Análisis químico, que impartió hasta la clausura de la Escuela el profesor de Química general en el Instituto, Silviano Enríquez.
A propuesta de la junta general de profesores y con aprobación del Gobierno del Estado, se adoptaron como libros de texto los siguientes: el tratado de L. Soubeiran para la enseñanza de la Farmacia, el de J.N.G. Gibourt para la Historia de Drogas, adicionando apuntes del profesor extractados de la segunda edición de la Farmacopea Mexicana, y el tratado de Ch. Gerhardt y G. Chancell para la enseñanza de Análisis Clínico.
Para las labores de práctica del primer año se recurría a las oficinas del Hospital y para las del segundo año a diversos establecimientos de Farmacia de la ciudad de Toluca; las prácticas también se llevaban a cabo en el Laboratorio de Química del Instituto. Durante su aprendizaje, los alumnos eran empleados en el servicio de la botica del Instituto y algunos de ellos fueron preparadores de las clases de Ciencias Naturales.
Los exámenes recepcionales de esta carrera se iniciaron el 21 de marzo de 1877 con el de Alberto Alas, fallecido en 1893. Para sustentar el examen era necesario realizar una solicitud a la Dirección del Instituto acompañada del certificado de estudios preparatorianos y profesionales, de acuerdo por lo prevenido por la ley, y otro certificado de excelente moralidad firmado por tres personas idóneas. Una vez aprobada la solicitud, se verificaba el examen que se componía de dos partes; una teórica en la que se debía leer una disertación escrita sobre sinonimia y análisis inmediato de alguna droga simple nueva, cuyo tiempo de estudio quedaba a la voluntad del candidato, o escribir una tesis con veinticuatro horas de anticipación sobre algún punto sorteado entre cinco propuestos por los jurados. La segunda parte del examen era práctica y consistía en el reconocimiento y elaboración de las medicinas.
De los once farmacéuticos recibidos en el Instituto hasta 1882, cinco determinaron las siguientes especies de la flora nacional: tlanchinole (Heymia salicifolia-Litraráceas), zacatlascali (Cuscuta american-Cuscutáceas), sanacoche (Sicios edulis-Cucurbitáceas), campanilla (Ipomea alzátea-Convolvuláceas) y miutle (Sericoxraphis mohinti-Acantéceas). Los seis farmacéuticos restantes eligieron escribir sobre algún punto soretado entre los propuestos por los jurados.
La escuela de Farmacia en el Instituto se suspendió por decreto el día 25 de febrero de 1881; este Decreto suspendía también la carrera de Jurisprudencia. Conforme el Decreto de febrero de 1881 se disponía que los alumnos que aún no terminaban sus estudios podían continuarlos, pero serían los últimos en recibir los cursos de Historia de Drogas y Análisis Químico. Algunos años más tarde, en 1899, el general José Vicente Villada estableció la carrera de Farmacia para mujeres en la Escuela Normal para señoritas.