“El asesinato inicia con actos desde la tribuna pública”
Artículo 19
Con fama o sin ella. Con medalla o sin medalla, el periodismo está bajo la amenaza de las balas, de intereses oscuros, del poder. Ser periodista y pensar diferente al régimen en curso pone en peligro a quienes ejercen este oficio y a sus familias. Acaba de ocurrir en Taxco en Guerrero, donde secuestraron a periodistas y civiles.
En septiembre de 2022, la Secretaría de Gobernación reconoció el asesinato de 55 periodistas en el gobierno de AMLO. Lo cierto es que Reporteros sin Fronteras considera a México como el país más letal para ejercer el periodismo.
Los medios y periodistas notables también han sido atacados. Recientemente, Denise Dresser, y hará ya un año, Ciro Gómez Leyva, sin que se conozca aún el móvil y el autor intelectual, lo que llama la atención. Disentir del poder y de los intereses creados conlleva riesgos de amenazas, ataques e incluso la muerte, como se ha visto en Michoacán, en Veracruz, en Guanajuato, en Baja California y qué decir del Estado de México, en Ecatepec, en Toluca o en tierra caliente. Vamos, estamos hablando de toda la geografía nacional.
La vocación periodística va más allá de investigar, informar, debatir y reflexionar públicamente: hoy por hoy, con buena investigación, se atisba el futuro de la vida pública y sus actores, así como sus propósitos; se da fe del presente y mantiene contra viento y marea la libertad de expresión en todos los medios para hoy y tiempos por venir. Es por esta numeralia que a México se le considera el país más peligroso para ejercer el periodismo.
Cómo olvidar, en este sentido, el ataque al Semanario Zeta de Tijuana y el atentado a su valiente director Jesús Blanco Ornelas en 1997, así como el asesinato de su fundador, Héctor “El Gato” Félix Miranda en la misma fecha, así como el asesinato de Manuel Buendía, el 30 de mayo de 1984.
Así como vamos, nos convertiremos en el país de una sola voz, y la medalla Belisario Domínguez se otorgará a esa voz con diversas caras y un mismo cuerpo de ideas. Así, la amenaza se va convirtiendo en una perversa forma de relación entre la verdad y la visión maniquea del poder.
