Esta semana recordamos el legado de uno de los maestros más destacados de nuestro tiempo, Leonardo Nierman, en el aniversario de su fallecimiento. Nierman, reconocido por su pasión y talento en la pintura y la escultura, dejó una huella imborrable en el mundo del arte que perdurará por generaciones.
Nierman fue un verdadero maestro en su arte, con una habilidad única para plasmar la belleza y la emoción en sus obras. Sus vibrantes colores y formas dinámicas han cautivado a audiencias de todo el mundo, dejando una marca indeleble en la historia del arte contemporáneo. Recordarlo es evocarlo con profunda admiración y respeto. Fue un maestro a la altura de los más grandes, su arte estimuló una sensibilidad y talento que dejó una huella imborrable en el mundo de la cultura. Su obra, llena de color, movimiento y emoción, sigue inspirando a generaciones enteras de artistas.
Durante mi administración como Rector de la UAEMex, tuve el honor de entregarle a Leonardo Nierman el Doctorado Honoris Causa en 2016, en reconocimiento a su destacada trayectoria y contribuciones al arte mexicano y mundial. Su vinculación con nuestra casa de estudios, la casa verde y oro, fue un honor para todos nosotros y un ejemplo de excelencia y dedicación en el campo del arte.
En este espacio, recordamos con cariño a Leonardo Nierman y celebramos su legado, que sigue inspirando a artistas y amantes del arte en todo el mundo. Su pasión, creatividad y talento seguirán siendo una fuente de inspiración para las generaciones futuras, recordándonos la importancia de la dedicación y el compromiso en la búsqueda de la excelencia artística.
Parafraseándolo, siempre he pensado que el artista, en sus momentos elevadísimos de inspiración y gracia se conecta tanto consigo mismo que da la sensación de brindarle un homenaje a Dios, a la belleza, a la naturaleza misma del hombre y a su arte, eso representó en sus obras y esculturas, en sus pinturas y murales que se pueden encontrar en algunas de las principales colecciones del mundo. “Decir que voy a trabajar me convierte en un impostor. Sumergirse en el mundo de los colores y de los sueños es fantástico” decía el maestro.
Fue reconocido con la Palma de Oro a las Bellas Artes de Mónaco (1969), Medalla Royce de Nueva York (1970), The Golden Medal of the League of Art de Chicago (1980) y sus obras se coleccionan en Harvard, Detroit, California, Yale, Museo del Vaticano, Museo del Arte Moderno, fue un artista orgullosamente mexicano, pero por sus obras: patrimonio mundial artístico.
Que la síntesis de su existencia nos inspire a seguir explorando nuevos horizontes creativos y a valorar la riqueza del arte en todas sus formas. Leonardo Nierman, siempre presente en nuestra memoria, seguirá iluminando el camino de las futuras generaciones de artistas y amantes del arte. Descanse en paz, maestro Nierman, su luz seguirá brillando a través de su arte eterno.