Lo dijo y lo cumplió

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Lo dijo y lo cumplió

Miércoles, 07 Agosto 2024 00:01 Escrito por 
Alfredo Albíter González Alfredo Albíter González Lo bueno, lo malo y lo serio

El impresentable presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtió sobre un baño de sangre si no lograba el triunfo en las elecciones del 28 de julio, en las que, presume, fue elegido por un periodo más. Él es el único que se la cree, sin pruebas de por medio, se dejó ver feliz ante la declaración de triunfo que en su favor emitió el Consejo Nacional Electoral.

Alejado de toda realidad, la que se pudo constatar a través de redes sociales, principalmente por X, en donde se observaron videos y testimonios de ciudadanos venezolanos alentando al voto en contra del dictador, así como la alegría que se mostraba en las calles, que empatada con la emoción de esperanza de quienes viajaron en miles de navíos acuáticos para presentarse a emitir su voto al país sudamericano. Todo, contradice la declaración del órgano oficial.

La imagen sombría de Maduro, sin embargo, reflejaba el nerviosismo de quien presiente su derrota; molesto, iracundo, irritado, nervioso, advirtió a sus detractores el riesgo que representaba perder; lo que contrasta de plano con el que puede tener el que, tranquilo observa el desarrollo de la jornada, seguro de alcanzar la votación suficiente.

De acuerdo a esas imágenes y a la determinación observada en los rostros de los líderes opositores, el ánimo se apoderó de la población. Cientos de miles de venezolanos daban testimonio del hartazgo de toda una nación por la forma en la que se toman decisiones y se maneja la administración del Estado.

Cansados del hambre, la podredumbre y pobreza, con la ilusión de que, a través de su voto finalmente podrían derrotar al engendro de político que es conocido más por ser un bravucón para cuando se siente protegido y seguro, ya que cuando se vio amenazado por un dron, su cara cobarde y de temor demostró de lo que de verdad está hecho; acompañados de familia y vecinos acudieron a las urnas.

Fiel a las formas de los personajes de su linaje, Nicolás Maduro, amenaza, grita y fanfarronea retando a sus enemigos. Con su odioso estilo, despotrica en contra del imperio yanqui, Elon Musk, y de quien no concuerde con su postura, incluso, en contra de otros mandatarios del cono sur, como en el caso de Javier Milei, presidente argentino, con quien se enredó en una serie de descalificaciones.

La farsa de haber sido elegido para un nuevo periodo, no se la cree nadie. Lo que es más seguro, es que bien debe tener medido que en el caso de perder el poder, su libertad estaría en riesgo, y tal vez, su vida. Es por eso que este tipo de personajes están dispuestos a todo para conservarse en el privilegiado lugar que ocupan, además, sin miramientos, pueden ordenar abrir fuego en contra de la población.

La información que se recibe de las diferentes localidades de aquel país, es lamentable. Represión, asesinatos, levantones, arrestos, etcétera, escandalizan a la comunidad internacional. El mundo no puede más que ser testigo, alentar al maltratado pueblo y exigir respeto a su voluntad expresada por medio de una elección, que quiso creer, sería democrática.

Pero ya es bien conocido que elecciones en las que esta clase de gobernantes tiene el control del órgano encargado de contar los votos, del ejército y de las instituciones, difícilmente pueden dejar espacio para permitir la posibilidad de sufrir alguna derrota. Son tantas las faltas, los delitos y las trampas que utilizan, que no se pueden dar el lujo de darle paso a la libertad que otorga la democracia.

Por eso, no es ninguna sorpresa lo que ocurre en Venezuela, ni las imágenes subidas al internet de personas encapuchadas saqueando las urnas de los centros de votación. No es casualidad que el órgano encargado de conducir la elección se haya apresurado para dar como vencedor al soberbio dictador.

Venezuela ha vivido por décadas un desgaste de fuerzas, de fe y de esperanza, que se fortalecen ante la posibilidad de recuperar a su país de las manos del opresor. Los millones de venezolanos que escaparon de la miseria que se apoderó de su país, guardan el sueño de poder volver a su tierra natal, y empujan con entusiasmo la oportunidad, aunque mínima, de recuperar lo que fue su Venezuela.

Resulta realmente lamentable que se lean comentarios en redes sociales en los que, sin el menor reconocimiento o sentimiento de apoyo, critican a un pueblo que valiente, salió a defender su voluntad vertida a través de su voto, con el fin de quitarse de encima al poderoso tirano, quien pretende arrebatárselas a través del fraude, y con las instituciones rendidas a su voluntad. No existe forma alguna en la que quienes no entienden, como por arte de magia, reciban la luz divina para entender.

En tan solo una semana, Maduro ha dejado ver lo peor de su personalidad. Sin remordimiento alguno, ha ordenado a su policía cometer los más inconfesables actos en contra de civiles desarmados que salieron a las calles convocados por la líder de fuerza inagotable y tenaz, María Corina Machado y el opositor candidato a la presidencia Edmundo González.

La libertad es la corona que persiguen los venezolanos; a la distancia, únicamente se les puede enviar palabras de aliento. Las voces de apoyo de millones de mexicanos se unen a las de otros países para animar a los hermanos venezolanos reprimidos por un tirano sin escrúpulos para que éste sea derrotado y libere del yugo a su pueblo. Tal vez algún día México necesite de ese aliento.

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Alfredo Albíter González

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