Los eventos adversos que México ha enfrentado durante el siglo XX y lo que va del XXI en términos de revoluciones sociales, crisis humanitarias y desastres naturales, lo han colocado a nivel internacional como un país generador de ideas y acciones comunitarias que han resultado siempre pioneras y visionarias en cuanto a organización y movilidad social ante las calamidades.
Desde la revolución de 1910, las luchas campesinas, el reparto agrario, la nacionalización de los recursos energéticos y la creación de instituciones de carácter social, entre otras construcciones colectivas, han sido evidencia de la vocación solidaria y el espíritu altruista y de colaboración que ha definido a la sociedad mexicana. Crisis políticas como las de 1968 y 1971, encabezadas por las juventudes, sumadas a la respuesta social derivada de los sismos de septiembre de 1985, a través de la Asamblea de Barrios y de grupos voluntarios de rescate como los Topos de Tlatelolco, dan testimonio de la capacidad resiliente de la ciudadanía para salir adelante ante la adversidad.
En medio del proceso de recuperación post desastre provocado por los sismos referidos, cuyo saldo oficial en la Ciudad de México fue de más de tres mil muertos y decenas de miles de heridos, un año después, el 9 de octubre de 1986, mediante un Decreto Presidencial, se emitieron las Bases para el Establecimiento de Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC), un documento visionario y premonitorio que tuvo la virtud de recoger el acúmulo de experiencias vividas tras las jornadas traumáticas del año inmediato anterior y estableció la estructura organizativa preliminar para la atención y prevención de emergencias y desastres que hoy conocemos, desde el ámbito gubernamental.
Con el Decreto se creó la Comisión Nacional de Reconstrucción (CNR), un Organismo Público del Gobierno Federal responsable de las labores de restablecimiento y vuelta a la normalidad de los segmentos poblacionales y el entorno afectado por los sismos. A efecto de cumplir con sus funciones, la CNR se dividió en 6 Comités, de los cuales el más importante, en términos de responsabilidad ejecutiva de la implementación de las Bases…, y el logro de sus objetivos y metas en materia de protección civil, fue el Comité de Prevención de Seguridad Civil (CPSC), el cual tuvo atribuciones de carácter preventivo y de diagnóstico, lo cual fue una afortunada innovación para la época.
Diagnosticar los riesgos previsibles; diseñar planes y programas específicos de seguridad civil; recomendar instrumentos de coordinación y concertación; coordinar acciones entre estados y municipios; establecer un sistema nacional de protección civil que garantice la planeación, la seguridad, el auxilio y la rehabilitación de la población y de su entorno ante situaciones de desastre, fueron sus funciones. Con las Bases…, se elaborarían las políticas públicas que buscarían involucrar a los sectores público, privado y social en la concreción de instrumentos legales, programas, estrategias, manuales de organización, procedimientos y diseño de operaciones encaminados hacia la protección de la población civil, durante las fases preventiva, durante y después de los desastres.
El CPSC quedó integrado por el Presidente de la República al mando; el Secretario de Gobernación, responsable en su ausencia; los Secretarios de la Defensa, la Marina, Agricultura y Comunicaciones y Transportes encabezaron la estructura operativa. En su carácter de invitados al CPSC se integraron directores de diversas Facultades e Institutos de investigación de la UNAM, quienes con otros funcionarios de otros Centros de investigación conformaron un cuerpo técnico y científico de apoyo.
El CPSC se subdividió en nueve Subcomités, destacando los de Investigación en Materia de Protección Civil; Detección y Prevención de Catástrofes; Organización y Participación Social; Educación y Capacitación y el de la Integración de la Federación Estados y Municipios. En la presentación de las Bases…, el gobierno mexicano reconoció la situación difícil y compleja que afecta a las sociedades del mundo en desarrollo y la necesidad de implementar políticas públicas de largo plazo, tenaces y sistemáticas que modifiquen la estructura económica y social para regular los aparatos productivo y distributivo, reorientando el crecimiento económico y el combate a las desigualdades.
Como puede apreciarse, desde hace 38 años se reconocía el carácter sistémico de la construcción social del riesgo y del origen económico y estructural anómalo de la organización social como factor subyacente de los desastres. Habida cuenta de esto, las condiciones actuales no difieren de las que prevalecían cuando se instauró el SINAPROC, incluso se han agravado y sus efectos son mayormente percibidos por la sociedad en general. La pasividad gubernamental y la falta de inversión en aspectos fundamentales también permanecen igual. Esto es protección civil. ¡Que su semana sea de éxito!
Hugo Antonio Espinosa Ramírez
Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre
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