Siempre en crisis. Desde la fundación de México Tenochtitlan y, aún antes, las crisis tribales y de grupos por el oro y la tierra del poderoso Moctezuma fueron la constante. Tlatoani durante 17 años en que vivían el final los Mexicas y Aztecas, sucumbieron al sino de la crisis de los enfrentamientos, las guerras y la conquista.
Entre la independencia y la 4T: la crisis fundadora entre criollos y españoles, entre liberales y conservadores; después la crisis de la Reforma, de la que hay mucho que hablar; la de la Revolución de todos los caciques del siglo XIX y a principios del siglo XX la instauración de un régimen de partidos para acabar con los cacicazgos y, recientemente, la 4T: crisis. Entre estos grandes periodos ha habido guerras, revoluciones, caciques, “enfrentamientos que no guerras”, como hoy en Culiacán que nos da la muestra, lo mismo que el gobierno federal que permite que en Chiapas y otros lugares, cercados por el crimen organizado sean prácticamente autónomos.
En todas estas tierras y lugares, la pobreza fue el factor que unificó a la población. Fueron los pobres: el pueblo de los muchos, la base del poder y eso no va a cambiar, a menos que cambie el modelo político y económico –quizás–.
Es el modelo en que México se conformaba como país, como una república, la pobreza llenaba las calles, los pueblos lejanos no eran atendidos, Juárez hizo caso omiso de los indígenas.
Ni en el modelo revolucionario ni en el modelo liberal o el de izquierda se ha resuelto el tema de la pobreza. No se resolverá de fondo y es que el poder en el que se sustenta es el voto comprado, y en el voto de la mayoría que espera dádivas no reflexiones. Así no es posible cambiar.
Hoy pareciera que la crisis sólo se resuelve con los programas sociales. No. Los programas sociales nunca serán suficientes. La población no madurará a base de dádivas.
Decía algún estudioso: el problema es que somos muchos. Sí señor, somos muchos y a muchos lo que les interesa es casa, comida y sustento.
Mientras están dentro del sistema reciben, cuando empiezan a demandar una idea de pensamiento de libertad, de justicia, o democracia, las cosas se convierten en crisis: se simula o se combate con militares y dinero (programas sociales).
En México está ocurriendo y será lo mismo cuando millones de mexicanos vayan a votar por jueces y magistrados en 2025, que la instalación de la república imperial sea un hecho, olvidando que éramos una república con tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Es decir, una república que lleva el camino de ser el poder de los tres poderes en un solo puño.
