Trump, Panamá y la novísima doctrina Monroe

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Trump, Panamá y la novísima doctrina Monroe

Miércoles, 29 Enero 2025 00:01 Escrito por 
Jorge Olvera García Jorge Olvera García Inventario

El día de hoy la estrategia geopolítica del hemisferio occidental recobra vida después de un “letargo” desde la guerra fría y la caída del muro de Berlín, la terminación del régimen de la URSS y como cereza del pastel, la invasión a Panamá por parte del régimen norteamericano, todo en 1989, es decir el “cierre de la puerta del universo político del siglo XX”.

 

columna Jorge Olvera

 

Con las declaraciones y firmas ejecutivas del actual presidente norteamericano, vuelve a la escena viva, la novísima doctrina Monroe: ¡AMÉRICA PARA LOS AMERICANOS! Con apellido el “golfo de Estados Unidos de América”.

En efecto, en el siglo XIX, las disputas que sostenían los Estados Unidos con Gran  Bretaña sobre la frontera de Alaska y con otras potencias del imperio chino sobre la pesca en el Mar de Bering; todo esto causaba para la economía mundial, pero sobre todo para Estados Unidos una larga travesía costosa y peligrosa por los mares de la región, es entonces cuando surge la visión para acudir a lo que Francia ya había explotado en un istmo que por sus características geográficas ofrecía la gran oportunidad de abrir un trecho que ahorrara miles de kilómetros para cruzar el estrecho de Bering hasta la tierra de fuego en lo norte austral , este ístmico fue ni más ni menos Panamá.

El llamado “destino manifiesto” una teoría y argumento de Estados Unidos para expandirse en la mitad del siglo XIX hacia tierras del caribe para hacer a un lado la influencia británica, es ahí donde inician una serie de acciones para plantar la garra norteamericana en las selvas de Centroamérica.

La pérdida del territorio mexicano y su anexión a Estados Unidos desde 1845 confirman las invasiones del destino manifiesto.

La doctrina Monroe expedida en 1923 por el presidente del mismo nombre espetaba la no intervención de Europa en el hemisferio, una doctrina contradictoria y falaz ya que acusaba la no intervención de Europa, pero si la de Estados Unidos. Hoy esa inefable doctrina vuelve a cobrar vida, hoy Panamá tiene que ser para los americanos.

En el año de 1903 Panamá se libera de la gran Colombia mediante los tratados Hay-Bunau Varilla, promovida por Estados Unidos para apoderase de la faja transístmica, codiciada por franceses y norteamericanos.

En 1902 el congreso de Estados Unidos dicta la ley Spooner que autorizaba a Estados Unidos adquirir de Colombia el istmo panameño.

La antijuricidad aplicada en esos tiempos fue evidente pero justificable por la doctrina Monroe, la gran derrama económica y la zona militar estratégica para Estados Unidos era vital.

A partir de esa fecha, Estados Unidos ocupa militarmente el canal (construido por los franceses), terminándolo en 1914.

El tratado Hay-Bunau Varilla concedía a Estados Unidos por parte de Panamá a PERPETUIDAD, el uso, ocupación y control del CANAL DE PANAMÁ.

El canal ya con Estados Unidos como propietario se inaugura en 1914 con el paso del vapor “Ancón”, cerro emblemático de la capital que lleva su nombre y que fue recuperado mediante los tratados Torrijos-Cárter en 1977.

La azarosa historia de Panamá y el país del norte fue durante esos años y hasta 1977 de luchas internas y desencuentros poco propicios para el desarrollo de Panamá como nación que debía ser soberana en su territorio y en el canal.

Omar Torrijos, el general baluarte de los panameños y presidente de esa nación, emprende una lucha diplomática y valiente para recuperar lo que siempre debió ser de Panamá: el canal de Panamá, insumo que es base de la economía Regional y por supuesto de Panamá. Se estima que anualmente transitan por el mismo, miles de barcos de carga de todo el planeta ahorrándose por esa travesía millones de dólares, lo que hace que Panamá hoy sea de las economías más fuertes y estables de la región, su moneda es el Balboa cuyo valor es igual al dólar.

Torrijos logró con el presidente Jimmy Cárter la devolución del canal, en 1979 le devolvía la zona del canal y en 1999 el canal para siempre a la nación panameña, “Panamá debe ser soberana en Panamá y en el canal” decía el Omar Torrijos.

Panamá siempre ha sido el gran diamante del caribe, aunque muchos lo ignoran, es un gran centro financiero internacional, única zona libre de impuestos en el mundo y el único canal que une a dos grandes océanos; “puente del mundo, corazón del universo” se hace llamar con justicia.

1989 también fue un gran golpe para Panamá por parte de Estados Unidos, la invasión que ordena el presidente Bush, su pretexto de capturar a Antonio Noriega, jefe de las fuerzas de la dignidad panameñas y cuyo argumento para asegurarlo fue que colaboraba con la delincuencia organizada.

La historia, estimado lector, no es el simple acotamiento de hechos realizados en el pasado, letras muertas y olvidadas o instrumento escolar para comprender el presente.

La historia en su método narrativo es más que viva, la historia es “el aviso de lo que pasará” su enorme parábola y cíclica es repetitiva. El pasado 20 de enero en la toma de protesta del presidente Trump, se escuchó en las paredes del Capitolio las voces renacidas de Monroe, de Spooner, de Eisenhower y de Bush. (“AMÉRICA PARA LOS AMERICANOS”, es decir, Estados Unidos).

El día de hoy se vislumbran varios escenarios ante esta encrucijada y la defensa no solo de un canal, sino de la soberanía Latinoamérica, incluido México con el tema del narcotráfico.

El derecho internacional público jugará un papel preponderante en las luchas extremas que sobrevienen, leyes, teorías y doctrinas contenidas en los grandes textos que después de la segunda guerra mundial nacieron por el reacomodo de los estados-nación modernos, debe de ponerse nuevamente a prueba, la doctrina Fabela, la doctrina Estrada, la doctrina Carranza, el concierto del respeto a la soberanía y la libre autodeterminación de los pueblos; el enorme papel que debe de manejar la Organización de los Estados Americanos (OEA) para que no se deje aplacar por la enorme avalancha de intereses económicos imperialistas.

México como paladín del derecho internacional deben permanecer unido en este concierto conflictivo que amedrenta a la geopolítica en este hemisferio y los demás gobiernos progresistas como Brasil con Lula, Colombia y Chile.

Los escenarios de llevarse a cabo la invasión no son nada halagadores, el mismo presidente norteamericano lo comunicó “China es el que administra el canal”; entonces invocó a una superpotencia que es difícil deje a sus socios comerciales que ahí confluyen, como Rusia.

Es difícil dejar de recordar la famosa crisis de los cohetes en la época de Kennedy quien estuvo a punto de provocar la tercera guerra mundial tras abortar en 1962 una invasión a Cuba por parte de la URSS.

La política hegemónica y la novísima intervención hacia la soberanía panameña incluido a nuestro país, en una suerte de negociaciones y en violación a los tratados Torrijos-Carter del 77, pretenderá estabilizar la construcción del eje transístmico del Tehuantepec y dejar obsoleto el canal en su momento denominado “proyecto alfa-omega” que sería un “canal” para comunicar el Golfo de México con el océano pacifico con la construcción de una súper carretera de 411 km de longitud.

El canal de Panamá de océano a océano cuenta con 80 km y está construido por juegos de esclusas que permiten a los barcos transitar sin ningún problema.

Este proyecto se empezó a fraguar con el Tratado McLane-Ocampo en la época juarista y que afortunadamente no se aprobó.

En 1988 se empezó a generar el movimiento de hidrocarburos en esta zona, pero si se llegase a construir un canal, violaría los tratados Torrijos Cárter en su artículo XII, numeral 2f.b.

Los tratados Torrijos-Cárter contiene 14 artículos en donde se contiene una declaración de principios inviolables como “el derecho de Estados Unidos a defender la neutralidad del canal de Panamá después del año 2,000”

Estados Unidos se comprometió en ese entonces a no intervenir en el canal de Panamá, la violación a los tratados implicaría una transgresión al nuevo orden mundial y por supuesto el papel de la ONU será importantísimo.

En resumen, 2025 no es lo mismo que hace dos siglos, pero la historia puede repetirse por las condiciones contingentes que juega el estatus internacional.

En la punta del cerro ancón se plasma una poesía denominada “Oda inflexible” de Demetrio Korsi:

“¿Ah cuándo volverá sobre tu cumbre nuestra bandera a tremolar un día?

¿Cuándo terminará la servidumbre de tu inmaculado pueblo patria mía?

Y subrayo a Omar Torrijos que tras la firma de los tratados hoy vigentes

Exclamó: poco a poco de por qué en por qué y de causa a efecto… fuimos llegando al convencimiento de que cuando un pueblo se decide a conseguir su liberación como remedio a sus males, no hay componente de fuerza que lo pueda impedir”.

Y es más contundente lo que el gran poeta chileno premio Nobel de literatura escribe y que hoy retumba con más actualidad:

“Futuro de un canal

El agua pasa en ti como un cuchillo

Y separa el amor en dos mitades

con un frío de dólares metidos

Hasta la empuñadura en tus panales;

Yo te digo las penas que yo siento

Si otros no ven estas calamidades

Piensa que estoy perdido o que bebí demasiadas botellas en tus bares

Pero estas construcciones, estos lagos

Estas ayudas azules de dos mares

No debe ser la espada que divide

A los felices de los miserables

Deberá ser la puerta de esta espuma

La gran unión de dos mundos nupciales;

Un pequeño camino construido

Para hombres y no para caimanes

Para el amor y no para el dinero

No para el odio, sino para los panes

Y hay que decir que a ti te pertenece

Este canal y todos los canales

Que se construyan en tu territorio:

Estos son tus sagrados manantiales

El manantial del Mar que te rodea

Es tuyo, es una vena de tu sangre

Y los vampiros que te la devoran

Deberán hacer valijas y marcharse

Y solo u bandera de navío

Debe mover el viento de la tarde

El viento panameño que pregunta:

Como un chiquillo que perdió a su madre

Dónde está la bandera de su patria.

Está esperando y Panamá lo sabe

Y lo sabemos los americanos

De la Patagonia al río grande

Una sola bandera en el canal

Debe mover su pétalo fragante

No puede ser bandera de piratas

Sino una rosa más de nuestra sangre

Y el puro pabellón de Panamá

Presidirá el camino de las naves.

En fin, el canal de Panamá es y debe ser de los panameños, Latinoamérica y sobre todo el hermano mayor, México tendrá un papel trascendente en este nuevo rostro de James Monroe; más letal, más invasivo y siniestro.

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