En esta época es imposible no hablar de las propuestas que se hacen en el marco de la contienda política; se escuchan promesas y señalamientos que intentan atraer la atención de los votantes; sin embargo, hoy sólo observaremos aquellas ideas que al parecer son producto de la imaginación torcida o la falta de asesoramiento de algunos de estos actores, más bien las expresan como chistes u ocurrencias para, con estos ilógicos argumentos, atraer la atención de la ciudadanía.
Ya en otra ocasión habíamos señalado la falta de lógica con que se ha mencionado la posibilidad de pactar con la delincuencia organizada, idea fuera de la realidad y la normalidad, ya que el Estado, como garante de la aplicación de la ley, no puede acordar su cumplimiento y mucho menos otorgar el perdón a quienes han lastimado y vulnerado el entorno social de la gente honesta y trabajadora.
Ya hemos constatado a través de la historia, que el delincuente no tiene palabra de honor, sólo responde a sus necesidades personales y actividades delictivas.
Otra ocurrencia sin sentido y a todas luces ilegal, es el tema de aplicar castigos de mutilación en los delitos que afectan el patrimonio del Estado o los particulares (cortarle la mano al ladrón), que además de ser anticonstitucional, va en contra de todos los tratados internacionales en materia de derechos humanos y nos hace regresar a la época en que la ley del talión, era la base de la aplicación de las sanciones (ojo por ojo, diente por diente), con un retroceso jurídico de miles de años.
¿Hasta cuándo los ciudadanos vamos a permitir esta clase de ocurrencias en materia de seguridad?, ¿hasta cuando vamos a exigir verdaderas políticas públicas en esta materia?
El Estado está para garantizar la paz social, no para tratar de engañarnos con soluciones ilógicas y populacheras en materia de seguridad. Exijamos seriedad y recordemos que está de por medio la tranquilidad de nuestras familias.
Necesitamos responsables de las áreas de seguridad, profesionales y honestos, policías entregados, solidarios con la sociedad, conscientes de su responsabilidad y con sentimiento de pertenencia a sus corporaciones, leyes estrictas que castiguen al delincuente y apoyen el trabajo del servidor público honesto y responsable; pero principalmente una sociedad educada y con altos valores, que respete el imperio de la ley y por ende el Estado de Derecho.
Sin embargo, la principal responsabilidad es de los ciudadanos quienes escogeremos, en su momento, la línea de acción en materia de seguridad que consideremos la más correcta para resolver este problema.
Por eso, debemos ser responsables y analizar muy bien qué queremos, y estoy seguro que optaremos por la paz social y el bienestar de las futuras generaciones de un país que crece desmesuradamente y con muchos problemas en un tema cuya solución tiene también una gran cantidad de aristas, que sólo en conjunto podemos resolver.
Por cierto. ¿Sabías que la aplicación de la mutilación como pena está prohibida en el artículo 22 de la Constitución?
