La inteligencia artificial, la democracia y el humanismo

DigitalMex - Periodismo Confiable

Publicado en Opinión

La inteligencia artificial, la democracia y el humanismo

Jueves, 22 Mayo 2025 00:00 Escrito por 
Palabras al viento Palabras al viento Juan Carlos Núñez

La inteligencia artificial (IA) ha llegado para quedarse. En la historia, los seres humanos hemos modelado máquinas, pero ahora ellas nos modelan a nosotros.
Existe una realidad de cómo pensamos y cómo vivimos en un nuevo ambiente.

Antoni Gutiérrez-Rubí, en su artículo La inteligencia artificial y sus desafíos para la política, establece que la IA está cambiando el saber humano, incluida la política, por ejemplo. Aquella, desde luego, contribuye para agilizar algunos procesos automatizables en muchas ramas del quehacer humano, de una manera más eficiente. Gutiérrez nos dice que la revolución tecnológica trae nuevos desafíos éticos, profesionales y también para la democracia:

Nuevos límites entre lo verdadero y lo falso. Han cambiado los valores con que identificamos qué es verdad y qué es mentira. Esto es peligroso para el diálogo democrático.

Riesgo de suplantación. La IA puede sustituir personas en la creación de contenido, pero también puede suplantarlas. Los deepfakes (consisten en crear imágenes convincentes, aunque completamente falsas) no son nuevos, pero cada vez es más difícil identificarlos y más fácil hacerlos.

Homogeneización tecnológica. A partir de síntesis de información y patrones que son más eficientes, pueden llevar a una pérdida de matices. La despersonalización y estandarización de contenidos de los productos generados se convierten en un riesgo para cualquier sociedad.

Determinismo tecnológico. Nuestras vidas e ideas están condicionadas. Perdemos el libre albedrío, igual que la capacidad para el error y, con ello, para el aprendizaje. Varias escuelas de pensamiento han demostrado la decadencia de la creatividad y el pensamiento crítico, lo cual representa una barrera para el ejercicio de la ciudadanía plena y la democracia.

Aumento de la desigualdad. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la incorporación de la IA afectará al 40 % de los puestos de trabajo en todo el mundo.

Estos son los riesgos que considera Gutiérrez. Sin embargo, coincido con Miguel Pastorino, quien, en su artículo La libertad y la verdad secuestradas por la inteligencia artificial (publicado en el portal Diálogo Político), nos dice que aún más preocupante es el principio de que una inteligencia computacional modelada sobre nuestra inteligencia es errónea, porque una y otra no mantienen casi ninguna relación de similitud. Explica que la subjetividad humana puede escapar a la modelación matemática y estaríamos ante una modelación trunca, restringida y sesgada.

Estamos en la era donde todo parece controlable y predecible, enunciando una nueva era del saber, pero esta es tan solo una idea primitiva. La IA no tiene conciencia ni subjetividad, aunque simule emociones, interactúe con humanos, aprenda y reaccione a la información que recibe. La IA no es artificial ni inteligente.

¿Qué pasaría si pidiéramos que alguien hiciera ejercicio por nosotros y nos liberáramos del esfuerzo que implican estas actividades? Obviamente, perderíamos la posibilidad de mejorar nuestra condición física. Cultivarse como personas en todas las dimensiones posibles es un imperativo presente en todo tiempo y cultura. ¿Y si el anterior criterio respecto al cuerpo lo pasáramos a la vida intelectual? Parecería que asistimos a una atrofia del pensamiento, a una promoción de la cultura del atajo y del mínimo esfuerzo intelectual.

Perder la capacidad de calcular, de mantener la atención o de realizar durante un tiempo un esfuerzo deliberado para resolver un problema difícil forma parte de un fenómeno llamado sedentarismo cognitivo, según el concepto de Sigman y Blinkis. La mejor forma de hacer frente a este sedentarismo es transmitir la propia pasión por el saber y los beneficios de desarrollar habilidades intelectuales sin renunciar a la libertad para elegir quiénes queremos ser y adónde queremos llegar. El manejo de los datos ampliamente nos supera en capacidad y velocidad, pero esto no sustituye la capacidad humana de cómo nos relacionamos con el sentido de la vida, que no se resuelve con datos, estadísticas o patrones.

Sea cual sea la dirección que tome la IA, no podemos delegarle la responsabilidad ni la sabiduría. El futuro lo escribimos con nuestras decisiones en el presente, y debemos celebrar que los actores políticos estén pensando en anticiparse a qué vendrá. Si es así, qué bien; lo contrario resultaría lamentable. La gobernanza tecnológica será cada vez más un problema ineludible en la agenda política.

El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por el ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

https://twitter.com/juancarlosMX17

https://www.facebook.com/juancarlosMX17

Visto 101 veces
Valora este artículo
(0 votos)
Juan Carlos Núñez

Palabras al viento