Un estudio ha revelado que caminar de 4000 (cuatro mil) a 9800 (nueve mil ochocientos) pasos cada día, reduce el deterioro mental. De acuerdo a los resultados, las personas de entre 40 y 79 años que ejecutaron 9826 pasos al día, redujeron en un 50% las probabilidades de desarrollar demencia en un plazo de siete años.
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Además, aquellos que realizaron caminatas como deporte, con un ritmo superando los cuarenta pasos por minuto, pudieron reducir el riesgo de demencia un 75%, realizando sólo 6315 pasos al día. La clave es caminar a paso rápido y ligero, como un deporte aeróbico, comentó Borja del Pozo Cruz, coautor del estudio, profesor adjunto de la Universidad del Sur de Dinamarca, e investigador principal de ciencias de la salud de la Universidad de Cádiz, España.
Caminar tan sólo dos minutos, ayuda a reducir el nivel de azúcar en la sangre. Incluso aquellos que caminan alrededor de 3800 pasos al día, a cualquier velocidad, reducen en un 25% el riesgo de demencia, según el estudio, que sería un buen comienzo para la gente sedentaria o los adultos mayores que no están en forma. Para las personas más activas, la recomendación es ejecutar los 10 mil pasos y obtener los efectos máximos.
Según el estudio, la mayor reducción de riesgo de demencia la obtuvieron aquellos que caminaron a un ritmo muy rápido, logrando los 112 pasos por minuto durante media hora, logrando reducir el riesgo en un 82%, de hecho, lo más importante es el ritmo con el que se ejecutan las caminatas, por encima de la distancia.
Se puede echar mano de la tecnología, basta con un contador de pasos para medir los pasos necesarios y lograr el control, aumentando poco a poco tanto el ritmo como la cantidad de los mismos, si no tiene un contador de pasos, puede contar los pasos que da en 10 segundos y multiplicarlos por seis, o la cantidad de pasos que da en seis segundos y multiplicarlos por 10. Es importante consultar a su médico antes de empezar cualquier programa de ejercicio nuevo, y en caso de sentir dolor, parar la actividad.
Involucrarse en tareas cotidianas y relacionarse con amigos y con la familia reduce también el riesgo en un 21%; reducir hasta el 20% el consumo de alimento ultra procesados, implica un descenso en el riesgo de demencia de un 34%.
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